La Milicia Universitaria, término de algún modo coloquial, fue el nombre que recibió comúnmente la instrucción militar superior para universitarios en la inmediata posguerra, siendo la primera promoción la del año 1941. Sin ninguna duda, la mayor virtud de este modelo de integración para cumplir el servicio militar obligatorio fue el intercambio y la aportación del mundo universitario al Ejército y viceversa. Amén de la comodidad que significaba para un estudiante universitario poder cumplir con el Servicio Militar Obligatorio sin dejar de estudiar. Este modelo de encuadrarse, además, permitió durante décadas hasta el año 2001 (entonces ya como IMEC) crear un cuadro en la reserva de oficiales y suboficiales de una nada despreciable importancia numérica y con una alta preparación formativa. El primer caído en combate perteneciente a la MU, fue el alférez Miguel de la Mano en las operaciones contra el «Maqui”.

Bodegón de elementos pertenecientes al alférez Raimundo de Miguel.

Bodegón de elementos pertenecientes al alférez Raimundo de Miguel.

Al terminar la Guerra Civil, el Ejercito contaba con un muy limitado número de oficiales, alrededor de 6.000, lo cual pudo estar en el germen de esta iniciativa, que como antecedente histórico nos llevaría a “Ley de Bases” del 29 de junio de 1918 durante el reinado de Alfonso XIII y a la “La Escala de la Reserva” en la muy lejana época del general Martínez Campos. Aunque con muy distinto carácter quizás también compartían el mismo objetivo y la necesidad reservista y formativa.

Su insignia o distintivo unía el blasón universitario por excelencia, el del Cardenal Cisneros con su característico damero azul y blanco y la figura del Cisne, las dos espadas de su entronque castrense y el Yugo y las Flechas de la Falange de fondo, al tener una relación directa en sus orígenes con el SEU (Sindicato Español Universitario) de ideología falangista.

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Cada carrera tenía sus propios cordones como elementos distintivos junto a la citada insignia que les distinguían de los militares digamos profesionales. El gris común a todas y el de cada carrera (por ejemplo, Derecho, el rojo; Medicina, el amarillo), siendo estos los colores académicos de cada carrera universitaria.

La condición previa a su acceso para los aspirantes, era tener aprobados los dos primeros cursos de sus carreras. Las milicias tenían un primer periodo formativo de seis meses (tres de campamento y tres de academia de cada arma) y otros seis en destino como Alférez o Sargento de Complemento.

Los objetos y la foto que aquí adjuntamos pertenecieron al Alférez de la tercera promoción (1944), RAIMUNDO DE MIGUEL ACERO (Abogado), su insignia, sus cordones de Derecho, la estrella de seis puntas que llevaba en su boina de carrista al pertenecer al Regimiento “Alcazar de Toledo número 61”, encuadrado a su vez en la Brigada de Infantería Acorazada número XII como unidad de intervención dentro de la División Acorazada Brunete I, así como también el distintivo del curso de jefe de carro.

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Esta fotografía fue tomada estando de guardia alrededor del año 1945, de ahí que luciera el uniforme de paseo de alférez, mientras que su acompañante, igualmente alférez, llevaba el de faena. También lleva la pistola reglamentaria, una Astra-300, colgada de una correa de cuero que atraviesa el pecho aunque no se vea la pistola como tal. La fotografía se realizó en su Regimiento de carros, situado en la antigua Carretera de Extremadura en el barrio de Campamento en Madrid. El carro de combate de fondo es un viejo tanque ruso utilizado por la República, el T-26, y el parterre que lo rodea tiene como curiosidad increíble que lo forman las orugas desplegadas de un carro de combate.

Recomendamos para saber más sobre este tema consultar el magnífico estudio: “ESCALAS DE COMPLEMENTO-ORIGEN Y EVOLUCIÓN” de la revista “HISTORIA Y CULTURA MILITAR” editada por el Ministerio de Defensa y que se puede encontrar con facilidad en la Red.

Sobre el carro de combate T-26:

http://gagomilitaria.blogspot.com.es/2012/12/el-tanque-ruso-t-26-que-acabo-en-el.html