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Tribulaciones de un italiano en la Guerra Civil Española (1ª parte)

09 Jueves Ene 2020

Posted by Joan in Condecoraciones europeas

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2ª República, Babini, Barcelona, Battisti, Bitossi, Franco, Gambara, Guerra Civil, Italia, La Ferla, Líster, Mussolini, Santa Coloma de Queralt, Solchaga, Yagüe

14 de enero de 1939. En las inmediaciones del pueblo tarraconense de Santa Coloma de Queralt, un tanquista italiano observa desde su CV33 el movimiento de tropas republicanas. Se trata del teniente Antonio Bonanni y aún no lo sabe, pero ese día por su valerosa lucha, se va a ganar la principal medalla al valor italiana: Al Valore Militare.

Desde que a finales de diciembre de 1938 se inició la Ofensiva de Catalunya, a los italianos del Corpo di Truppe Volontarie (CTV) les ha tocado bailar con la más fea. Nada menos que con la 11ª División, conocida como la División Líster, al estar mandada por uno de los más enérgicos generales de la República (1). Y eso que todo el mundo daba por sentado el hundimiento del ejército republicano en Catalunya después de la batalla del Ebro, compuesto de veteranos exhaustos o imberbes bisoños, muchos de ellos menores de edad. Seguro que Mussolini se las prometía felices y se veía entrando triunfante en Barcelona en una semana, pero nada más lejos de la realidad.

El Ejército de Navarra, en el que estaba encuadrado el CTV, había roto el frente del río Segre con facilidad. Pero a la altura de Castelladans, Líster los detuvo durante quince días. Y hasta el día 5 de enero no pudieron entrar en Les Borges Blanques, un nudo de comunicación de vital importancia. De allí, el siguiente destino era la ciudad de Igualada. Pero por el camino tenían que cruzar Santa Coloma de Queralt.

Éste era un pueblo de unos 3.700 habitantes. Durante la República, se le había cambiado el nombre a Segarra de Gaià. Su época de esplendor había tenido lugar durante la Edad Media, cuando la población era famosa por sus cultivos de azafrán. Pero éstos se habían abandonado y, con ellos, la notoriedad de la población. Durante la Guerra Civil llegó a acoger un gran número de refugiados de otras zonas de España. Ahora, además, había llegado la División de Líster.

Fotografía de la principal puerta de entrada de la parte medieval de Santa Coloma. Fuente: web Ayuntamiento de Santa Coloma de Queralt.

Aquel 14 de enero, por la mañana, llegó una escuadra compuesta por cinco Savoia Marchetti SM.79 procedentes de una base aérea de Zaragoza y bombardean Santa Coloma y sus alrededores. Por la tarde, una columna de tanques de la División Littorio, entre los que probablemente estaba Antonio Bonanni, entró en el Santa Coloma de Queralt. Se cuenta que en ese momento, Enrique Líster se estaba afeitando en una barbería y que tuvo que salir a toda prisa, a tiros, junto con el Comisario Político de su División, el gallego Santiago Álvarez (2) salvándose milagrosamente de haber caído prisionero.

En la página 6.817 del Bollettino ufficiale delle nomine, promozioni e destinazioni negli ufficiali, leemos (3):

BONANNI Caione Antonio di Giovanni e di Perilli Amelia, da Aquila, tenente raggruppo mento carristi. – Comandante di compagnia carri di assalto, in un’operazione di inse guimento, si distingueva per energia, perizia e ardimento, contribuendo efficacemente alla conquista di un’importante località e alla cattura di prigioneri e materiale. – S. Coloma de Queralt (Spagna), 14 gennaio 1939-XVII. –

Pero a partir de ahí, los de la 11ª División, consiguieron vertebrar una defensa que detuvo el avance italiano, que empezó a sumar bajas de un modo alarmante. Los ataques y contrataques fueron constantes. El cementerio del pueblo, cambió de manos un par de veces. Un claro ejemplo de esta resistencia republicana lo encarnó el cabo Celestino García Moreno (4), que saltó de su trinchera granadas en mano y él solo detuvo a una columna de tanques CV33, destrozando tres y provocando la retirada de otros 12, además de regresar a las líneas republicanas con seis prisioneros.

Pero el día 19 de enero, la fuerza de la lógica se impone en el campo de batalla y las tropas republicanas, superadas en número, muy mal alimentadas y peor pertrechadas, se ven obligadas a retirarse en dirección norte (hacia Igualada).

La batalla ha sido encarnizada, como lo demostrarán el elevado número de condecoraciones Al Valore Militare que van a recibir las tropas italianas, a saber:

  • Medalla de Oro para el teniente de las Frecce Azurre, Guido Matthey, a título póstumo.
  • Medalla de Plata para el teniente del Reaggruppamento Carristi Edio Castellano, categoría plata.
  • Medalla de Bronce para, además de Antonio Bonanni, para el sargento Walter Bassi, el teniente Antonio Carcasole, el sargento Nicola Marino y el sargento mayor Giovanni Mazzeo, todos ellos del Reaggruppamento Carristi.
  • Cruz de Guerra al Valor Militar para el ingeniero de telegrafistas Sante Biancaforte, y los miembros del Reaggruppamento Carristi: el soldado Anselmo Corradi, el soldado Francesco Fonsetti, el sargento Alessandro Nicoletti, el sargento Tommaso Petti, el cabo primero Bernardino Romani, el soldado Armando Schievena, el cabo Guido Tagliaferri y el sargento mayor Fermo Zanotto.

Entierro de militares italianos en el cementerio de Santa Coloma de Queralt tras la batalla. Posteriormente, serían trasladados a Zaragoza, y, finalmente, repatriados a Italia. Fuente: Twitter.

Además, la CTV ha dejado 90 muertos, que serán enterrados el día 20 en el cementerio de Santa Coloma de Queralt (o lo que queda de él). Para dimensionar la batalla, tenemos que tener en cuenta que las bajas totales de la CTV en España fueron de 2.989 muertos i 10.629 heridos. Durante la Ofensiva de Catalunya, las bajas fueron de 565 muertos y 2.141 heridos, un 20% del total. Aunque la verdad, es que, existe un baile de números en general. Así, Jorge M. Reverte (5) cifra el número de bajas en unos 400 muertos y unos 2.400 heridos. Tampoco se ponen de acuerdo las fuentes en cuanto al número de voluntarios italianos que llegaron a España. Si bien la mayoría de las fuentes los cifran en unos 50.000 hombres, fuentes italianas (6) rebajan esta cifra entre los 35.000 hasta los 28.000 voluntarios. Y ya que estamos, en el bando republicano lucharon unos 3.500 voluntarios anti-fascistas en la Brigada Garibaldi, encuadrada en las Brigadas Internacionales (7).

Un año más tarde, los italianos fallecidos en Santa Coloma de Queralt serán trasladados a un cementerio en Zaragoza y, finalmente, serán repatriados a Italia. Cabe tener en cuenta que no todos los combatientes bajo las banderas de la CTV (como pasó al final de la guerra con las Brigadas Internacionales). También había unidades mixtas, formadas por españoles e italianos. De hecho, es un buen momento, para nombrar las unidades del CTV que participaron en la Ofensiva de Catalunya. Su comandante en jefe fue Gastone Gambara (8), un hombre de la plena confianza de Mussolini y Ciano, que tenía bajo sus órdenes cuatro divisiones: la Littorio, comandada por el general Bitossi (9), compuesta exclusivamente por italianos; y las divisiones mixtas, compuestas por españoles e italianos: “Frecce Nere”, bajo el mando del general Babini (810); “Frecce Azzurre”, bajo el mando del general La Ferla (11); y las “Frecce Verdi”, al mando del general Battisti (12). Curiosamente, todos ellos con unas trayectorias vitales muy parecidas.

Grupos de tanquistas italianos con sus CV33, en este caso durante la Segunda Guerra Mundial.
Fuente: wikipedia.

Los hombres de Gambara continuaron su camino hacia Barcelona. El día 22 de enero, entraron en Igualada y el día 24 cruzaron el río Llobregat a la altura de Martorell. La intención de Mussolini es que fueran las tropas italianas las que se cobrasen la pieza de la Ciudad Condal, pero ese era un caramelo demasiado apetecible y Franco se lo cedió a Yagüe y Solchaga, que entraron triunfantes en Barcelona el 26 de enero (13).

Y en unos días, la segunda part del texto…

 

Notas:

(1) Enrique Líster (1907- 1994), este político y militar, cantero de profesión, tras convertirse en un destacado sindicalista en su Galicia es enviado a Rusia, donde recibe formación militar y política. A su regreso a España, fue uno de los dirigentes del brazo armado del PCE. Al estallar la Guerra Civil Española, organiza y comanda el célebre 5º Regimiento de milicianos y, posteriormente, el mando de la 1.ª Brigada Mixta del Ejército Popular. Destacó su actuación en la Batalla de Madrid y, más adelante, la 11º División, considerada la mejor del ejército republicano y con la que combatió en Guadalajara, Brunete, Belchite y Teruel. Durante los Hechos de Mayo del 1937, Líster fue uno de los que encabezó la represión a los anarquistas. Durante la Batalla del Ebro, recibe el mando del V Cuerpo de Ejército (Divisiones 11.ª, 45.ª y 46.ª), encargándose del sector sur (en el que se encuadra la Sierra de Pàndols, de la que hablaremos en próximos posts), y del que se tendrá que retirar después de dos meses de una intensa ofensiva franquista. Sus unidades, cubren la retirada del resto del ejército republicano y los civiles que deciden marcharse al exilio, poniendo, para ello, su vida en grave riesgo en numerosas ocasiones. Al terminar la guerra, se exilia a la URSS. Durante la Segunda Guerra Mundial alcanzó el grado de general del ejército soviético. En 1977, regresa a España. Partidario de la línea dura en el partido, sus desencuentros con Carrillo le llevaron a fundar una escisión del PCE, al que volvió cuando Carrillo abandonó el partido en 1986.

(2) Santiago Álvarez (1913 – 2002), nacido en el seno de una familia campesina gallega, de joven se afilia al Partido Comunista, donde ocupará cargos de responsabilidad. Con el estallido de la Guerra Civil, pasa a formar parte del cuerpo de Comisarios Políticos, y a finales de 1936 se le destinará a la unidad que comanda Enrique Líster, con quien pasará toda la contienda. Al terminar ésta, se exilia a diversos países de Sudamérica. Regresa a España clandestinamente en 1944. Al año siguiente es descubierto, encarcelado, torturado y condenado a muerte, pero se le conmuta la pena capital por una de 18 años de cárcel. En 1954 es indultado y expulsado de España. Regresa definitivamente a España en 1976, aunque tres años más tarde abandona la primera línea política. Los últimos años de su vida los dedicó a escribir diversos libros.

(3) Traducción: BONANNI Caione Antonio di Giovanni y Perilli Amelia, de Aquila, teniente de la agrupación tanquista. – El comandante de la compañía de carros de asalto, en una operación de seguimiento, se distinguió por su energía, habilidad y audacia, contribuyendo efectivamente a la conquista de una localidad importante y a la captura de prisioneros y material. – S. Coloma de Queralt (España), 14 de enero de 1939-XVII. –

(4) Celestino García Moreno era un campesino natural de Morata de Tajuña, al suroeste de Madrid. Por su acción en Santa Coloma de Queralt fue ascendido a sargento y se le concedió un permiso, que usó para ir a su casa. Llegó a Madrid en un vuelo y tras el permiso, al no poder regresar, se quedó en su casa. Con la llegada de las tropas franquistas a Morata de Tajuña, fue inmediatamente detenido y fusilado. Se desconoce dónde está enterrado.

Fuente: http://evi.linhd.uned.es/projects/hismedi/om/files/original/9703b388fe59d1c499f4ee501cab8d08.pdf

 (5) REVERTE, Jorge Mª.: La Caída de Cataluña. Ed. Crítica.

(6) La web Regio Esercito concretamente las cifras en: 2.077 oficiales y 25.935 suboficiales y tropa. Partiendo de fuentes primarias de la época.

Fuente: http://www.regioesercito.it/reparti/mvsn/mvsnspa36_8.htm

En cambio, el detalladísimo estudio de Alexis Mehtidis lo cifra la participación de los italianos en 35.000 como máximo, ya que hubo altas y bajas durante toda la guerra y el número de voluntarios, por lógica, fluctuaba.

MEHTIDIS, Alexis: Italian Corpo Truppe Volontarie in the Spanish Civil War. Organization and Orders of Battle (1936-1939).

 (7) Reverte (op. cit.) nos cuenta su amargo final. El 7 de febrero de 1939, los últimos supervivientes de la Garibaldi cruzaron la frontera con Francia. Detrás, dejaron a un grupo de heridos que no pudieron trasladar por falta de medios, y un retén para cubrir la retirada. Al llegar al hospital las fuerzas de la CTV cumplieron con la consigna de no tomar prisioneros entre los italianos bajo ninguna circunstancia.

En cuanto a los que llegaron a Francia, ante la imposibilidad de regresar a su tierra natal, el gobierno francés les permitió permanecer en tierras galas. Pero tras la derrota francesa en la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Vichy los detuvo y entregó a Mussolini, que los encerró en campos de concentración. Los que pudieron evitar ese destino, se alistaron en la Resistencia Francesa.

 (8) Gastone Gambara (1890 – 1962) fue uno de los más célebres generales italianos de la Segunda Guerra Mundial, puede que a pesar de él. Tras graduarse en la Academia Militar de Módena en 1913, durante la Primera Guerra Mundial, destacó por su arrojo y valentía lo catapultó al grado de comandante al final de la contienda. Participó en la campaña de Abisinia, y posteriormente solicitó partir como voluntario a la Guerra Civil española, donde recibió el mando del Corpo Truppe Volontarie (CTV). Una vez finalizada la guerra, se queda unos meses en España ejerciendo de Embajador. Tras la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial, participa en las campañas de Albania y Grecia, toma el mando de las tropas italianas en el norte de África, primero como un mando independiente, pero tras algún desastre, su cuerpo de ejército es puesto bajo el mando de Rommel, con quien se llevaba fatal. De hecho, durante la Segunda Batalla de Bir el Gobi, ante la incomparecencia italiana en el momento crítico, Rommel exclamó «Wo bleibt Gambara?» (“¿Dónde está Gambara?”). Poco después, Gambara es destituido y, a continuación, se le envía a la región de los Balcanes, con la misión de terminar con los partisanos que operan en la región. Gambara no se anda con chiquitas y partisanos y población civil serán duramente reprimidos. Con la caída de Mussolini, si bien en un principio se mantiene fiel al régimen fascista, poco después se pondrá a las órdenes de la República Social, aunque sin ningún mando de combate efectivo. Al finalizar la guerra, los aliados lo encarcelan durante unos meses. Invitado por Franco, se instala en Madrid, pero regresa a Italia al ser aceptada su readmisión al ejército. La Yugoslavia de Tito reclamó su extradición para ser juzgado por crímenes de guerra, pero estas peticiones siempre fueron rechazadas. Gambara falleció en Roma en 1962.

(9) Gervasio Bitossi (1884 – 1951), este militar toscano entró en el ejército en 1903. Antes de llegar a España, ha luchado en la Primera Guerra Mundial y en la conquista de Etiopía. En junio de 1938, es ascendido a general de brigada y solicita luchar en España, donde recibie el mando de la División Littorio. Durante la Segunda Guerra Mundial, combate en Libia y Egipto, donde se debe retirar tras la Segunda Batalla de El Alamein. Regresar a Italia, pero una enfermedad le impide volver a combatir hasta finales de 1944. Poco después, cae prisionero de los aliados. En 1946, regresa a Italia.

(10) Valentino Babini (1889 –1952). Originario de la Nova di Modena, en la región de Emilia-Romagna, entra en el ejército en 1907. Su bautismo de fuego es el la Guerra de Libia de 1911-12. Combate en la Primera Guerra Mundial, que termina con el grado de comandante. En el periodo de entreguerras, se especializa en el mando de regimientos de carros de combate. En abril de 1937 se presenta voluntario para combatir en la Guerra Civil Española. Al iniciar la Ofensiva de Catalunya se le da el mando de la División CC.NN. “Frecce Nere”. Por su actuación en la batalla de Santa Coloma de Queralt es promocionado a general de brigada. A principios de la Segunda Guerra Mundial, recibe el mando de las tropas acorazadas del 10ª Ejército italiano, pero tras la Operación Compass, que supone la aniquilación de dicho ejército, es hecho prisionero por los británicos. Regresa a Italia en 1946, donde ocupará cargos de importancia, como Inspector General del Arma de Infantería. Fallece en 1952 en un accidente de tráfico.

(11) Francesco La Ferla (1886 – 1962), este general siciliano, ingresó en el ejército en 1907. Su bautismo de fuego fue en la Guerra de Libia de 1911-12. Posteriormente, combate en la Primera Guerra Mundial. En España, comanda la División CC.NN. “Frecce Azzurre”. En la Segunda Guerra Muindial, asume el mando de la 211º División Motorizada “Trieste” con la que lucha en la Segunda Batalla de El Alamein (1942). Se retira hasta Túnez, donde es capturado por los británicos, poco antes de ser ascendido a general de división. Tras la guerra, regresa a Italia. En 1952, es ascendido a capitán general, retirándose del ejército poco después habiendo recibido las más altas condecoraciones del estado italiano.

(12) Emilio Battisti (1889 – 1971), militar milanés, ingresó en el ejército en 1907. Su bautismo de fuego fue en la Guerra de Libia de 1911-12. Posteriormente, combate en la Primera Guerra Mundial. Tras participar en la conquista de Etiopía, se presenta voluntario para combatir en la Guerra Civil española. Recibe el mando de la División Legionaria “XXIII Marzo Lame Nere” y, posteriormente, la División CC.NN. “Frecce Verdi”, con la que participará en la Ofensiva de Catalunya. Al finalizar la guerra es ascendido a general de brigada por méritos de guerra. En la Segunda Guerra Mundial, participa en la conquista de Grecia. Tras ella, en septiembre de 1942, se le da el mando de la 4ª División Alpina “Cuneense”, con la que marchará a Rusia formando parte del Cuerpo de Montaña del Ejército italiano en Rusia (ARMIR), bajo el mando del general Gabriele Nasci. Formará parte del flanco izquierdo del 6º Ejército alemán, con el que llegarán hasta Stalingrado. Pero en lo más crudo el invierno, los rusos arrollan las líneas defensivas italianas, que se deben batir en retirada. Battisti rechaza huir en avión y decide correr la misma suerte que sus hombres. Sin apenas vehículos o pertrechos, la unidad lucha durante dos semanas en medio de la estepa rusa, sufriendo temperaturas nocturnas de hasta 40° bajo cero. El 28 de enero de 1943, se rinden los últimos supervivientes de la unidad, que queman su bandera para que no caiga en manos de los cosacos que los han masacrado los últimos días. De los 17.460 hombres que llegaron a Rusia, a mediados de febrero, quedaban con vida 1.607. Battisti es enviado a la misma prisión que Paulus, con quien mantenía una franca amistad. Liberado, regresa a Italia en 1950, donde se le asciende a capitán general y ocupa los más altos cargos en el ejército. Fallece en 1971 y, por su deseo expreso, está enterrado en la iglesia del memorial de la División “Cuneense” en la población de Colle di Nava, en el noreste de Italia.

(13) La narración de la batalla de Santa Coloma de Queralt lo he sacado fundamentalmente de una charla realizada por parte de Pere Ventura Lloret, del Grupo de Recreación Histórica Batalla del Ebro, que se puede ver en este vídeo (en catalán):

http://briansandoval.com/videos/80È-aniversari-del-final-de-la-guerra-civil-a-tous–la-batalla-de-santa-coloma-de-queralt-a-igualada

Visita al Museo de la Aeronáutica de Cuatro Vientos

13 Martes Ago 2019

Posted by Joan in Eventos, museos y exposiciones

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Abbas Ibn Firnas, Chato, Chirri, Cuatro Vientos, Dragon Rapide, Ejército del Aire, Franco, García-Maroto, Guerra Civil, Guerra de Marruecos, Juan de la Cierva, Mosca

Recreación del mítico Fokker DR.I del Barón Rojo, una de las muchas joyas que componen este museo.

El patrimonio histórico militar español no es que sea considerable, es que hay pocos países en el mundo que se nos puedan comparar. A las fortificaciones de todo tipo (restos de murallas, torres de vigía, castillos, acuartelamientos…), se le deben unir otros muchos edificios y espacios militares (campos de batalla, centenares de obras de arte, cementerios militares, etc.) y, por supuesto, somos un país que está trufado de museos militares. Algunos muy conocidos y otros mucho menos famosos. Pero la mayoría de ellos, cuentan con una colección histórica que envidiarían la mayoría de sus homólogos de otros países, con mucho más marketing que historia. Hoy hablaremos de uno de estos museos: el Museo de la Aeronáutica de Cuatro Vientos, en Madrid.

Y es que la relación de nuestro país con la aviación es mucho anterior de lo que uno se podría imaginar. De hecho, el precursor de la aeronáutica internacional al fin y al cabo fue un científico andalusí, Abbás Ibn Firnás (1), siendo el primer hombre de la historia que realizó intentos científicos de volar. Y, de hecho, cuenta con un pequeño espacio en este museo. Abbás inició una senda que seguirían más adelante Leonardo da Vinci y los hermanos Wright y que en nuestro país se plasmó en decenas de pioneros del aire y hasta el invento del célebre autogiro, del que hablaremos más adelante.

En el Hangar 1 se puede disfrutar de una interesante coleeción de condecoraciones y de un espacio dedicado a los laureados del ejército del aire.

El museo está dividido en siete hangares y una explanada. Cada hangar está dedicado a una temática determinada:

Sobre gustos, los colores, pero para mí el más espectacular de todos es el Hangar 1 de ellos, en el que se exponen reproducciones de los primeros aviones, la sala de los Laureados del Ejército del Aire, en el que están las vitrinas que incluyen diversas banderas y, así como condecoraciones (algunas de ellas realmente interesantes); además, hay una sobresaliente sección dedicada a la Guerra de Marruecos, donde se reproduce un campamento del ejército español de la época, así como una enfermería y, por supuesto, preciosos aviones.

Impresionante reconstrucción de un campamento del ejército del aire en Marruecos.

El Hangar 2 es mucho más técnico, y destaca por una buena colección de motores y uniformes.

El Hangar 3 es otro de los destacados. Está repleto de aeronaves de menor tamaño, algunas destacadísimas, empezando por un Fokker DR.I triplano, como el que tripulaba el mítico Barón Rojo, hasta los más legendarios aviones de combate de la Guerra Civil española, como el célebre “Chirri” que pilotaba García-Maroto (2) hasta los no menos legendarios “Mosca” y “Chato” (3) del ejército republicano.

El mítico Chirri.

El legendario Chato.

El Hangar 4 está dedicado a los autogiros el gran invento de Juan de la Cierva (4), además de contar con diversos helicópteros.

Un curioso autorigo de reparto de la célebre pastelería madrileña Viena Capellanes.

Mientras que lo más destacado del Hangar 5 es el original Dragon Rapide, el avión que trasladó a Franco de las Canarias hasta Marruecos para ponerse al frente del Alzamiento Nacional (o golpe de Estado, según prefieran).

Aquí está nada menos que el Dragon Rapide.

Los Hangares 6 y 7 almacenan aviones de mayor tamaño.

Desde un punto de vista histórico, el museo es irreprochable. Se le puede objetar que no tenga ningún avión de la Segunda Guerra Mundial (al menos, no lo vi). Pero la cantidad y, sobre todo, calidad de aviones, creo que hacen la visita más que imprescindible.

La parte a mejorar viene por el lado de la museística. Y, si bien es cierto que hay que reconocerles a los responsables del museo una intención de puesta al día (como la recreación del campamento de Marruecos), sí que habría que considerar la modernización del concepto del museo. Y es que éste ha quedado un poco anticuado. Alguien con voluntad de criticarlo podría definirlo como un mero almacén de antiguallas. Por ejemplo, le falta interactividad (un simulador de vuelo, por ejemplo, parece evidente y no tiene que ser muy complicado). Pero estoy seguro que con un poco de recursos e imaginación, se podrían realizar actividades relacionadas con vuelos, acrobacias o paracaidismo. No hace falta hacer saltar en paracaídas a los visitantes del museo, ojo. Pero hoy en día la realidad virtual nos ofrece enormes posibilidades en este campo. Estoy seguro que estas actividades podrían hacer de la visita una experiencia mucho más divertida.

Teniendo en cuenta las “joyas” de la Guerra Civil depositadas en el Hangar 3, no hubiera estado mal dedicarle un espacio exclusivo a la aviación española durante la Guerra Civil, tal y como se ha realizado con la Guerra de Marruecos. ¡Qué interesante sería poder contar con un audiovisual en el que pilotos del bando nacional y republicano, sentados en una misma mesa, rememoraran sus vivencias durante la guerra! Y a pesar de lo incómodo que les pueda parecer a algunos militares, no estaría de más dedicarle un espacio explicativo a los bombardeos sobre poblaciones civiles que se perpetraron durante la Guerra Civil, y que sumaron miles de víctimas. No creo que al ejército de una democracia plena y consolidada le deba doler prendas reconocer el daño que en el pasado sufrió su propia población civil. Además, que en un espacio merecidamente trufado de bustos y esculturas dedicadas a sus héroes, no estaría de más dedicarle un monolito a las víctimas. Si lo hay, no lo vi.

Fotografía del bombardeo aéreo de Barcelona el 17 de marzo de 1938, vista desde un bombardero italiano. Fuente: Wikipedia.

También me atrevería proponer que le abrieran un espacio a la aeronáutica y al espacio. ¡Si ahora tenemos hasta a un ministro astronauta! Puede que una colaboración con el Ministerio de Ciencia, innovación y Universidades en este sentido es casi una obligación.

Como también lo sería dedicarle un espacio a la aeronáutica del futuro: los drones o la tabla voladora de Franky Zapata son innovaciones que deben tener su espacio en el museo (y en estos casos, la interactividad es más que evidente).

En resumen, y a pesar de estas pequeñas sugerencias, estoy seguro que nadie puede salir decepcionado de la visita al museo. Es más, estoy seguro que todos sus visitantes se quedarán sorprendidos al descubrir que nuestro país, del que siempre se ha cacareado su incapacidad para destacar en la ciencia y la tecnología, fue puntero a la hora de surcar los cielos y las proezas de nuestros aviadores no podrán más que enorgullecernos de los que una vez fuimos y deberíamos volver a ser.

 

Información últil:

Dirección: A-5, (autovía de Extremadura) Km. 10,7, 28024 Madrid

Horario: de martes a domingo, de 10:00 a 14:00, excepto festivos nacionales y el 10 de diciembre (Virgen de Loreto)

Teléfono: 915 09 16 90

Metro: Estación de Cuatro Vientos

Entrada: la entrada es gratuita, aunque se pide un donativo voluntario de tres euros.

 

Notas:

(1)  Abbās ibn Firnās (Korah Takma, cerca de la actual Ronda, 810 – Córdoba, 887), fue un científico y filósofo andalusí del periodo omeya. Es autor de numerosos inventos, entre los que destaca el paracaídas, que él mismo testó en el 852. En el 875, confeccionó unas alas con las que voló durante unos minutos, pero el aterrizaje fue malo y se fracturó las piernas. Se percató que el error era no haber usado una cola, pero su avanzada edad ya no le permitió seguir con sus experimentos aeronáuticos, que nadie continuó.

(2) Joaquín García-Morato y Castaño (Melilla, 1904 – Griñón, 1939). Es considerado como el máximo as de la aviación española. Empezó su carrera militar en el arma de infantería, donde servía su padre. Tras un primer destino en Marruecos, en 1925 solicita inscribirse en un curso de pilotaje, llegando a participar en numerosas misiones de guerra. En los siguientes años, demostrará ser un extraordinario piloto, dominando todo tipo de aeronaves, destacando su habilidad como piloto acrobático. De hecho, el inicio de la Guerra Civil lo encontró en el Reino Unido, donde realizaba una exhibición aérea. No duda en incorporarse de inmediato en el bando sublevado y ya el 12 de agosto se apunta el primer avión derribado, en el Frente de Andalucía. Le seguirán 39 más, más 12 probables hasta el final de la guerra. Además, contaba con más de 1.000 horas de vuelo, participado en 511 misiones de guerra y luchado en más de 140 combates aéreos. Falleció a los 35 años de edad, al estrellarse su avión durante una exhibición aérea.

(3) El “Chato” es el avión que pilotaba el mayor as de la aviación republicano, el soviético Serguéi Gritsevéts (Baránavichi, actualmente Bielorrusia, 1909 – Bolbásovo, actualmente Ucrania, 1939), con el que consiguió un total de 30 victorias en los pocos meses en los que estuvo en España, ya que a finales de 1938 los pilotos soviéticos fueron obligados a regresar a su país. El 1939, se presentó voluntario en la guerra contra Japón, en la que siguió incrementando el número de sus victorias en combate. Poco después de la invasión nazi de Polonia, Gritsevéts falleció en un accidente aéreo. Fue dos veces condecorado como Héroe de la Unión Soviética, dos con la Orden de la Bandera Roja y otras dos con la Orden de Lenin.

(4) Juan de la Cierva y Codorníu (Murcia, 1895-Croydon, 1936). A este ingeniero, inventor del popular autogiro, la pasión por la aviación le viene de muy joven. En 1912, y con solo 16 años, junto con otros dos amigos construyó su primer avión biplano. En 1920, de la Cierva diseña su primer autogiro, el C-1, pero un problema con el motor le impide volar. Estos problemas no se solucionarán hasta el cuarto prototipo, el C-4, al cual siguió añadiendo mejoras que desembocaron en el prototipo C-5. Busca apoyo financiero para poder desarrollar comercialmente su invento, por lo que se traslada al Reino Unido, donde creará la Cierva Autogiro Company. Desde allí, en la primavera de 1936, colaborará con los militares que se van a sublevar en verano ayudándoles a alquilar el célebre Dragon Rapide. Y será en el Reino Unido donde fallecerá el mes de septiembre de ese mismo año en un accidente aéreo, en el que de la Cierva viajaba como pasajero.

 

La silenciosa revolución del coronel Soto Sancho

13 Viernes Abr 2018

Posted by Joan in Condecoraciones españolas

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Academia de Artillería de Segovia, Alfonso XIII, Barcelona, Guerra Civil, José Fernández, Mario Soto Sancho, Orden del Mérito Militar, Real Fábrica de Artillería de Toledo, República, Segovia, Segunda República, Toledo

Cuando vi esta condecoración por primera vez, hubo dos características que me llamaron la atención: la primera es que se trata de una placa del Mérito Militar alfonsina republicanizada, pero de hecho, si observamos atentamente, más que republicanizada se trata de una placa “desborbonizada”, ya que si bien mantiene la corona, lo que ha eliminado es la “beauté fleur” de la dinastía borbónica, las flores de lis. La segunda es que al estar doblemente concedida y con las fechas grabadas, podría tratar de averiguar a quién fue concedida. Y lo conseguí.

Esta medalla perteneció al coronel de artillería Mario Soto Sancho. Y su apasionante historia nos muestra cómo se puede disfrutar de una destacadísima carrera militar sin necesidad de haber estado ni un solo día en el frente.

Mario Soto nació en una familia de arraigada tradición militar. Su padre fue un reconocido teniente coronel de ingenieros, Sixto Soto y Alonso (1), destinado en Vitoria en la época en 1879, cuando nació Mario, concretamente el día de Reyes de ese año. También fue militar su hermano José, destinado al arma de caballería, y su hermana, María Luisa, se casó con otro el coronel de artillería José Franco Mussió (2). En 1894 ingresó en la Academia de Artillería de Segovia, graduándose como teniente segundo en 1897.

Academia de Artillería de Segovia. Fotografía de Zarateman para Wikipedia.

Fue un militar de marcado perfil científico. Llama la atención de su carrera militar que en 30 años de servicio, muy posiblemente no llegara a disfrutar de su bautismo de fuego. Pero aún y así su contribución a la industria artillera en España es fundamental, siendo uno de los mayores expertos de la aplicación militar de la metalurgia y la fabricación de munición. Además de una importantísima contribución a la industria médica española, de la que hablaremos más adelante. Así, todos sus ascensos fueron por antigüedad, y los consiguió los siguientes años:

  • Teniente segundo: 1897
  • Teniente primero: 1898
  • Capitán: 1906 (con 28 años)
  • Comandante: 1918 (con 40 años)
  • Teniente Coronel: 1921 (con 43 años)
  • Coronel: 1932 (con 54 años)

A la edad en la que Soto Sancho era capitán, en Marruecos había militares que ya eran coroneles y, hasta alguno llegó al generalato. Pero su motivación y objetivos eran otros y estaban muy alejados de los paisajes magrebíes. Aunque el desarrollo de su trabajo en la Península contribuyó a la victoria de España contra los rifeños.

Su primer destino es la Comandancia de Artillería de San Sebastián  (1910). De allí pasará a la Comandancia de Artillería de Menorca, la de Cádiz y durante diferentes etapas trabajará en las Fábricas Nacionales de Trubia (Asturias) y Toledo, de las que llegará a ser su director. En 1930, también es destinado en la Sección de Industrias y Construcciones del Ministerio del Ejército.

Escribió diversos libros sobre cartuchería y munición, siendo los más celebrados “Práctica de las operaciones del cálculo que deben efectuarse para el tiro de una batería de la costa”, por la que se le concede la orden del Mérito Militar con distintivo blanco pensionada en 1918; y “Metalografía Industrial”, por la que recibe la segunda concesión en 1924.

En esta obra se hace referencia a su mayor contribución a la industria española. Durante la Primera Guerra Mundial, España sufrió una gran escasez de material quirúrgico: la totalidad de este instrumental se importaba de otros países europeos que, durante la contienda, dejaron de exportarlo por motivos obvios. Ello fue el acicate para que a principios de los años 20, un equipo de personas capitaneadas por Soto Sancho desarrollasen en la Fábrica Nacional de Armas de Toledo la maquinaria y el tipo de acero adecuados para poder ser autosuficientes en este aspecto fundamental para la salud de sus compatriotas. El resultado no pudo ser más exitoso. Tal es así que al cabo de unos años, la Fábrica Nacional llegó a exportar instrumental quirúrgico al propio Reino Unido.

Vistas de Toledo, ciudad en la que el coronel Sancho realizó sus principales trabajos. Fotografía de Dan Vaquerizo para El Digital CLM.

Al estallar la Guerra Civil, era el director de la Fábrica Nacional de Toledo y Soto Sancho se mantuvo fiel a la República. Con la caída de Toledo, se traslada a Barcelona, donde trabajará para la Subsecretaría de Armamento, hasta su fallecimiento, en julio de 1938, en su domicilio en la calle Teodor Roviralta, nº 35, aquejado de una dolencia cardíaca.

Una vez terminada la Guerra Civil, las nuevas autoridades militares le abrieron un expediente por masonería, pero el juicio se sobreseyó al demostrarse su fallecimiento.

En cuanto a su vida personal, se casó con Mª Eugenia García López, quien falleció el 23 de agosto de 1934. Tuvieron una hija, Mª Eugenia Soto García (1910-1993), que se casó con el doctor en medicina Enrique Díaz Méndez, con quien tuvo seis hijos (un varón y cinco féminas).

Junto con esta placa, al coronel Soto Sancho también le fue concedida la Orden de San Hermenegildo.

La placa fue fabricada por José Fernández, en Madrid.

 

Notas

(1) Sixto María Soto y Alonso, nacido en 1846, llegó a ser Coronel, Comandante de Ingenieros de la Plaza de Vitoria y Comandante General de Ingenieros de  la 7ª Región Militar. Tras participar en el bando liberal en la Tercera Carlista, desarrolló la mayor parte de su actividad en el ámbito de la construcción militar, siendo sus obras de mayor envergadura  el cuartel de caballería Conde Ansúrez en Valladolid y de las factorías del Parque de Artillería y del Hospital  Militar de Vitoria, además de desarrollar una importante actividad topográfica. También publicó un buen número de obras, destacando “Apuntes de fortificación para el oficial en campaña” (1879). Además, estuvo destinado en Filipinas (1898), amén de realizar tareas de observador militar en Francia e Italia. Hombre de gran cultura, su gran pasión fue el arte, disciplina en la que publicó numerosas obras, destacando “Historia de la restauración y estudio crítico de tres cuadros pintados por José de Ribera el Españoleto” y “La Basílica de Nuestra Señora de Estíbaliz”, además colaboró asiduamente con la revista “La Ilustración Española”.

(2) José Franco Mussió (Manila, 1879 – Oviedo, 1937), como su cuñado, venía de una familia de larga tradición militar. De hecho, nació en Manila, donde su padre José Franco Manzano, estaba destinado. En 1894, es admitido en la Academia de Artillería de Segovia, graduándose tres años después, siendo compañero de promoción de su amigo y futuro cuñado, Mario Soto Sancho. En 1900, se casa con la hermana de éste, Mª Luisa. En 1910, es destinado a Marruecos, quedando adscrito a la Comandancia de Melilla y, posteriormente, al Regimiento Mixto de Artillería de Montaña, participando activamente en la campaña de Kert. Entre 1914 y 1918 regresó a la Península, para ser destinado de nuevo en Marruecos entre 1918 y 1924. Al estallar la Guerra Civil, Franco Mussió era el director de la Fábrica de Armas de Trubia (Asturias). El por entonces coronel Aranda, gobernador militar de Oviedo, que se había unido a los militares sublevados, detuvo y fusiló al gobernador civil, Isidro Liarte Lausín, e invitó a Franco Mussió, al que unía una sólida amistad, a unirse a la sublevación, pero éste se mantuvo fiel a la República. De todas maneras, también cosechó enemigos dentro de sus propias filas, por lo que llegó a ser juzgado y absuelto, acusado de simpatizar con los nacionales. Tras el juicio, a parte de dirigir la fábrica de Trubia, desarrollará otras funciones de mando militar en la región. Cuando Asturias está a punto de caer en manos de los sublevados, las autoridades republicanas ofrecen a Franco Mussió un barco para pasar a una zona segura para él y su familia, pero el coronel decide quedarse en su puesto hasta el final. Ante la llegada de las tropas nacionales, pacta con el coronel Camilo Alonso Vega, jefe de la IV Brigada de Navarra, la entrega intacta de la fábrica a cambio de que se respetara su vida y la de sus oficiales. Pero, vae victis, inmediatamente se le abre un juicio de guerra a él y a sus oficiales y se les condena a muerte. La condena será ratificada por el general Fidel Dávila y contará con la aprobación del general Franco. Más de cuarenta años de leal servicio a España y al ejército fueron gratificados con cinco balazos. Unos días más tarde, en Santander, fue fusilado su hijo mayor, el capitán de artillería José Franco Soto.

 

Fuentes:

Archivo Militar de Segovia

Registro Civil de Barcelona

Hemeroteca del ABC

Hemeroteca de La Vanguardia

https://www.toledo.es/toledo-siempre/exposiciones-virtuales/homenaje-a-la-fabrica-de-armas-de-toledo/artilleria-fabrica-nacional-de-toledo-fabricacion-de-instrumental-quirurgico-ano-1923/

 

 

Reseña bibliográfica: “Guardia Nacional Republicana: La guardia civil del Frente Popular”

29 Viernes Dic 2017

Posted by Joan in Lecturas Recomendadas

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Etiquetas

Antonio Escobar, Antonio Prieto Barrio, Azaña, Barcelona, Companys, España, Franco, Guardia Civil, Guardia Nacional Republicana, Guerra Civil, José Aranguren, Madrid, Sebastián Pozas, Sucesos de Mayo

Los que seguís este blog ya sabéis que no solemos hablar de la Guerra Civil. Pero acaba de aparecer un libro sobre uno de los aspectos menos conocidos de la contienda y dado que el libro es una maravilla y uno de sus co-autores es un buen amigo del blog, no me he resistido a comentarlo. De trata de “Guardia Nacional Republicana: La guardia civil del Frente Popular”, de Antonio Prieto Barrio y Manuel Pérez Rubio.

El 29 de agosto de 1936, fue creada mediante decreto la Guardia Nacional Republicana, que fue como se denominó a la Guardia Civil que permaneció en el territorio leal a la República. Esta nueva denominación siguió hasta octubre de 1937, cuando la GNR se integró en el nuevo Cuerpo de Seguridad y Asalto, unidad que reunía a todos los cuerpos y fuerzas de seguridad de la zona republicana.

Banderines de la Guardia Nacional Republicana.

La actuación de la Guardia Civil a lo largo de la contienda casi siempre fue trascendental. Especialmente al inicio de la contienda. El caso más célebre probablemente sea el de Barcelona, donde el general Aranguren Roldán (1), al mando de la 5ª zona de la Guardia Civil (Catalunya) se mantuvo fiel a la República y ayudó a aplastar las tropas sublevadas bajo el mando del general Goded. Y es que el Inspector General de la benemérita, el general Pozas Perea (2), dio instrucciones a sus subordinados para que no secundaran la rebelión militar.

De los 35.000 miembros de la Guardia Civil al principio de la contienda, aproximadamente un 66% y seis de sus siete generales permanecieron fieles a la República. Al finalizar la guerra, el recuento final de bajas del Cuerpo en ambos bandos arroja la cifra de 2.714 muertos y 4.117 heridos, lo que supone el 20 % de sus efectivos iniciales (3). Sin contar con los numerosos condenados a muerte en la posterior represión, destacando, por ejemplo al citado general Aranguren o su ayudante, el general Escobar (4), entre otros muchos.

Miembros de la Guardia Nacional Republicana marchando al frente.

El libro de Prieto Barrio y Pérez Rubio proporciona una detallada y amena historia de este cuerpo: sus protagonistas, sus antecedentes, su estructura, su papel en la Guerra Civil, especialmente en Catalunya, donde mantuvo su papel protagonista hasta los Sucesos de Mayo. Y, como no, los autores no se podían olvidar de un capítulo a la militaría. Muchos de vosotros ya conoceréis la obra de Prieto Barrio, por lo que ya sabéis de sobras lo minucioso de sus trabajos. Como os podéis suponer, es uno de esos libros que mientras dudamos si comprarlo o no, se agota y luego no hay manera de encontrarlo. Y de verdad que merece la pena. ya lo sabéis.

 

Ficha del libro:

Título: GUARDIA NACIONAL REPUBLICANA: LA GUARDIA CIVIL DEL FRENTE POPULAR

Autores: Antonio Prieto Barrio y Manuel Pérez Rubio

Editorial: Editorial Actas

Colección: Colección Historia Contemporánea

Páginas: 621

Encuadernación en tapa dura con sobrecubierta

Edición: Madrid, 2017

PVP: 49,90€

 

 

Notas

(1) José Aranguren Roldán (1875-1939). Al estallar la rebelión militar, estaba al mando de la Guardia Civil de Catalunya. A pesar de sus fuertes convicciones católicas, se mantiene del lado del gobierno republicano. Llegó a mandar la IV División Orgánica, pero tras los Sucesos de Mayo se le destina a la Comandancia Militar de Valencia. Cuando la guerra está a punto de llegar a su fin, decide no exiliarse, ya que considera que ni ha cometido ningún crimen ni ha actuado con deshonor. Pero las nuevas autoridades franquistas no opinan lo mismo y, tras un juicio sumarísimo, es fusilado el 22 de abril de 1939.

(2) Sebastián Pozas Perea (1876-1946). Su carrera militar empezó en la Guerra de Marruecos, donde consiguió una Medalla Militar Individual. En 1934, estaba al mando de la IV División Orgánica, con sede en Barcelona, durante la proclamación por parte de Companys del Estado Catalán. Pozas lo desbarató y participó en el juicio que condenó al gobierno catalán por rebelión militar. El estallido de la Guerra Civil lo encuentra en Madrid, donde está destinado en ese momento como Inspector General de la Guardia Civil. Colabora en sofocar la rebelión en la capital de España y José Giral lo nombra su Ministro de Gobernación, durante unas pocas semanas. Pasa a ocupar diversos puestos de responsabilidad en la defensa de Madrid, pero sus relaciones con el general Miaja son peores que pésimas. Así, tras los Sucesos de Mayo en Barcelona, sustituye al general Aranguren al mando de la IV División Orgánica, restructura al ejército, que pasa a depender del gobierno central y no de la Generalitat, como hasta entonces. A pesar de ello, sus ofensivas en el Frente de Aragón acaban siendo sonoros fracasos. Cuando los franquistas contratacan en marzo de 1938, sus fuerzas se ven claramente superadas y su ejército, prácticamente destruido. Es destituido y recibe el mando en destinos de segundo orden, hasta el fin de la guerra que pasa a Francia y, desde allí, a México, donde falleció en 1946.

(3) Fuente: http://www.guardiacivil.es/es/institucional/Conocenos/historiaguacivil/La_Guerra_Civil.html

(4) Antonio Escobar Huerta (1879-1940). Nació en Ceuta, en el seno de una familia con una arraigada tradición militar. Tras la sublevación militar se mantuvo fiel a la República. Hombre de profundas convicciones religiosas, trató de frenar la violencia contra el clero, llegando a salvar al obispo de Tarragona, Vidal i Barraquer, de ser fusilado. Azaña le da el mando de la Columna Escobar, integrada en el Ejército del Centro, luchando bravamente en la defensa de la capital. Es herido de gravedad y se retira por unos meses al santuario de Lourdes. Al regresar, es nombrado Delegado de Orden Público en Barcelona, pero vuelve a ser herido de gravedad, esta vez por un atentado anarquista. Participa en la batalla de Brunete. Paralelamente, su hijo menor, José Escobar, falangista que lucha en el bando sublevado, muere en la batalla de Belchite. Poco después es ascendido a general y se le otorga el mando del Ejército de Extremadura. En enero de 1939 planifica y ejecuta con éxito la Ofensiva de Valsequillo, pero no su victoria es pírrica, no puede cambiar el curso de la guerra. Por lo que en el mes de febrero se une a la conjura del coronel Casado. En marzo, se rinde al general Yagüe en Ciudad Real. Éste le ofrece un avión para que huya a Portugal, pero Escobar lo rechaza. Su actuación en la guerra ha sido intachable. Franco no lo ve así y es juzgado y condenado a muerte. Es fusilado en el castillo de Montjuïc de Barcelona.

 

 

Las fotografías, excepto la portada del libro, las he sacado de:

https://ejercitorepublicano.wordpress.com/2013/04/25/gc-guardia-nacional-republicana/

 

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