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La Guerra de Crimea, 2ª parte. La medalla de Thomas Mather y la batalla de Inkerman.

31 Viernes May 2013

Posted by Joan in Condecoraciones europeas

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Alma, balaclava, Cathcart, Guerra de Crimea, imperio otomano, inkerman, Mather, napoleon III, reina victoria, rusia, Sebastopol, Waterloo, Wellington

Medalla de Crimea. Anverso. Otorgada al soldado Thomas Mather, del 68º Regimiento de Infantería Ligera.

Medalla de Crimea. Anverso. Otorgada al soldado Thomas Mather, del 68º Regimiento de Infantería Ligera.

Continuamos con el relato de los post de la guerra de Crimea, esta vez para centrarnos en la medalla que entregó el gobierno británico a sus tropas y aliados.

Al finalizar la contienda, los vencedores acordaron la creación de una medalla de la campaña por cada país participante, que se entregaría, como cortesía, a todos los contendientes de los países aliados1. Sin embargo, a la hora de la verdad, sólo la Gran Bretaña y Turquía cumplieron con lo pactado y entregaron las medallas prometidas. La medalla que mostramos hoy es el modelo británico, con los cuatro pasadores de las tropas que lucharon en el ejército de Tierra: Alma, Sebastopol, Inkerman y Balaclava. La Royal Navy, por su parte, podía llevar el pasador de Azoff. Anotemos brevemente, que paralelamente a las operaciones en Crimea, la Royal Navy también desarrolló actividades bélicas y de bloqueo contra la armada rusa en el mar Báltico, otorgándose a quienes participaron en ellas la conocida como Medalla del Báltico, sin pasadores.

Regresemos a la Medalla de Crimea. El gobierno británico repartió 381.028 medallas, de las que 146.028 fueron para militares británicos y el resto para sus aliados. Los franceses acabaron adoptando este modelo como propio, añadiéndole sus propios pasadores (Traktir, Tchernaia, Malakof, Kinnburn, Merd’Azoff, Moulin), aunque de carácter no oficial. Así mismo, el gobierno británico se ofreció a grabar las condecoraciones con los nombres y unidades de todos los participantes, algo que sus aliados declinaron, pero que sí se realizó entre las tropas británicas, como era su costumbre. Las medallas se enviaron a Turquía sin grabar, por lo que la mayoría de estas grabaciones se realizaron en el propio regimiento o, ya de regreso al Reino Unido, por parte de grabadores privados, como es el caso de la medalla que traemos.

Medalla de Crimea. Detalle del reverso.

Medalla de Crimea. Detalle del reverso.

Se trata de la medalla conseguida por Thomas James Mather, nacido en Kinross (Escocia) en 1826. Este soldado se alistó en 1846 y fue destinado al 68º Regimiento de Infantería Ligera (los futuros y célebres Durham). Tras unos meses en Malta, pasa a Galway (Irlanda) por un periodo de tres años, donde va a conocer la que será su esposa, Mary Ann O’Hallaran. El Regimiento de Mather regresa a Londres, donde contrae matrimonio con Mary Ann en 1850. En 1854, Mather es destinado a Crimea, donde va a pasar un año aproximadamente.

El 68º Regimiento se ve envuelto en duros combates, estando presente de un modo u otro en todas las grandes batallas de la campaña. Su participación fue anecdótica en las batallas de Alma y Balaclava; en la primera, porque fueron colocados en una de las alas de las líneas británicas y apenas participaron en la batalla; y en Balaclava porque cuando llegaron, la batalla ya estaba prácticamente decidida.

Soldaods del 68º. Fotografía de Robert Fenton. ¿sería uno de estos soldados Thomas Mather?

Soldaods del 68º. Fotografía de Robert Fenton. ¿Sería uno de estos soldados Thomas Mather?

Fue durante la batalla de Inkerman, el 5 de noviembre de 1854, donde el 68º Regimiento tuvo una actuación muy brillante, pasando a la historia del Regimiento por dos motivos. En primer lugar, porque debido a un problema de logística, los del 68º no recibieron los abrigos grises que sí tenían el resto de sus compañeros de armas y fue la única unidad que se vio forzada a entrar en combate con la legendaria casaca roja. Además, en el momento culminante de la batalla, junto con elementos del 20º Regimiento, siguiendo al teniente general Torrens (herido de gravedad en la acción) y al general Cathcart (muerto en la acción), contraatacaron el flanco derecho ruso, haciendo frente a unas fuerzas superiores en una proporción de 6 a 1, enfrentándose al temible Regimiento Yakutsk. Los 243 hombres del 68º que intervinieron en la batalla acabaron sufriendo 69 bajas, entre muertos, heridos y prisioneros (lo que significa un altísimo porcentaje de casi el 30%), siendo uno de los muertos el teniente coronel Harry Smyth, al mando del Regimiento (y cuyo hijo, teniente del propio 68º, fallecería de cólera unos meses más tarde2). Si bien, cabe reconocer que las tropas británicas estuvieron a punto de perder el campo y fue la decisiva intervención de los franceses, especialmente, de la división del general Bosquet, quienes inclinaron la balanza del lado aliado. Añadamos que la Guerra de Crimea nos ha llegado por fuentes fundamentalmente británicas, que suelen obviar el papel de sus aliados en la contienda y que como vemos en Inkerman, se trató de una actuación decisiva para el desarrollo de la contienda.

El Cementerio de los Generales en Cathcart Hill, a las afueras de Sebastopol, donde reposan los restos de los altos mandos que cayeron en la batalla de Inkerman.

El Cementerio de los Generales en Cathcart Hill, a las afueras de Sebastopol, donde reposan los restos de los altos mandos que cayeron en la batalla de Inkerman. Fotografía realizada por Roger Fenton.

El resto de la guerra, la pasaron asediando Sebastopol. Hubieron de hacer frente a varios ataques rusos, siendo el más importante de ellos el que sufrieron en mayo de 1855, cuando dos compañías al mando del teniente coronel MacBeath se enfrentaron a unos dos mil rusos, repeliéndolos a golpe de bayoneta.

En mayo de 1856, los últimos elementos del 68º embarcaban hacía Corfú, antes de llegar a su destino final, en Gran Bretaña. Se quedaron para siempre en la península 298 soldados del 68º. Pero como ya apuntamos en el post anterior, la mayoría falleció a causa de lo que fuentes inglesas llaman “King Cholera”, concretamente 243 hombres; mientras que las balas del Zar mataron a 45 soldados.

No se disponen de los datos de los heridos del regimiento, pero uno de ellos fue Thomas Mather, quien contrajo el reumatismo crónico. Un tribunal médico militar lo atribuyó a las penosas condiciones sufridas durante la campaña. Por ello, fue licenciado a su regreso a Londres y le fue concedida una pensión vitalicia. La medalla de Crimea con los cuatro pasadores y la medalla del Khedive de Turquía fueron sus únicas condecoraciones, junto con dos galardones por Buena conducta. De regreso a Londres, tuvo seis hijos con su esposa May Ann, todos ellos educados en el Royal Caledonian School3. Por orden cronológico:

–          Sarah Maria Mather

–          Louisa Mather

–          Albert Inkerman Mather (1861- ). Nótese como a su primer hijo varón le puso como segundo nombre el de la batalla donde su regimiento tanto destacó (cabe suponer que él fue unos de los 165 supervivientes del 68º). Al parecer, trabajó en Londres como cochero.

–          David Charles Mather (1868-1943). Conocido como D.C. Mather, es la celebridad de la familia. En la Royal Caledonian School, destacó en el aprendizaje de danzas escocesas y se convirtió en un virtuoso en el manejo de la gaita. Se trasladó a vivir a Escocia, donde llegó a ganar varias medallas de oro y premios variados en diversos concursos de folklore local, siendo especialmente destacadas las competiciones de Oban de 1891 y las de Inverness de 1894 y 1899, siendo el primer no escocés (D.C. era londinense, de hecho se le conocía como “Cockney Piper”4) en ganar estas preciadas competiciones. Sin embargo, en 1901 emigra a Montana (USA), no se sabe si por un desengaño amoroso o porque se queda sin trabajo (los aristócratas y miembros de la alta burguesía gustaban de tener a gaiteros entre sus criados, pero un cambio en los impuestos que éstos recibían provocó que muchos de ellos prescindieran de este tipo de servicios. En caso es que D.C., emigró siguiendo la fiebre del oro, estableciéndose en la ciudad de Anaconda (Montana, USA). Al parecer, a mediados de los años 20, dejó de tocar la gaita en público. Trabajando en las minas había contraído una enfermedad pulmonar y se convirtió en predicador de los Testigos de Jehová. Si bien era un virtuoso intérprete de la gaita, actualmente D.C. Mather es reconocido como un extraordinario compositor, siendo algunas de sus canciones tan populares como interpretadas aún hoy en día. Además, treinta de sus condecoraciones se pueden ver en el Museo de Inverness y su uniforme está expuesto en la Montana Historical Society.

DC Mather ataviado con sus mejores galas.

DC Mather ataviado con sus mejores galas.

–          George Martin Mather se casó con Jane Elizabeth Nock en 1883. Entre e1884 y 1906 tuvieron 13 hijos.

–          Mary Ann Mather

Thomas J. Mather enviudó en la década de 1880, falleciendo en la década de 1890, cuando deja de cobrar la pensión que le seguía pasando el ejército.

Thomas J. Mather había sido hijo de Thomas Mather (1802-1828), quien trabajaba en servicio doméstico de la mansión Blairadam de Cleish, en el condado escocés de Kinross, a unos 40 kilómetros de Edimburgo. En 1821, contrajo matrimonio con Sarah Maria Eastey, hija de James Eastey, el propietario del Eastey Hotel de Londres. Sarah Maria había conocido a Thomas Mather en Kinross, dos años antes, donde ella trabajaba como maestra de escuela. El matrimonio tuvo cinco hijos: Robert, Anna Louisa, Thomas J. (nuestro héroe), Sarah Marian y Andrew. A la muerte de Thomas padre, la familia se trasladó a Londres, a pesar de que el propietario de la mansión Blairadam ofreció a la viuda un terruño y una vaca. Asimismo, el abuelo de Thomas J. Mather también se llamaba Thomas Mather y había nacido en 1775.

Hasta aquí, los post sobre la medalla británica de Crimea. Como dijimos con anterioridad, de esta campaña también existe la medalla del Khedive de Turquía otorgada a sus aliados y la que el Zar otorgó a las tropas que lucharon por su causa. Pero de estas medallas y de otras campañas hablaremos en otra ocasión.  

NOTAS:

1 Rusia también acuñó una medalla conmemorativa de la guerra, pero de ésta y de la otomana hablaremos otro día.

2 La batalla de Inkerman tuvo un coste desproporcionado en vidas de altos mandos británicos. A la del teniente coronel Smyth cabe añadir:

– General George Cathcart (1794-1854), comandante en jefe de la 4ª División. Militar y diplomático de primer orden, era un veterano de las guerras napoleónicas (incluyendo una destacada participación en la batalla de Quatre Bras y Waterloo, donde fue ayudante de campo de Wellington). Cayó de un tiro en el pecho, cuando vio que el general de brigada Torrens había caído, y decidió encabezar él mismo en contraataque contra el flanco ruso. Probablemente, siguiendo una idea de Lord Raglan (comandante en jefe de los británicos en Crimea y amigo íntimo de Cathcart desde la infancia), en su honor se nombró la colina cercana a Sebastopol donde se fundaría el cementerio para altos mandos que vemos en la fotografía de arriba, lugar que sería su última morada y que se mantuvo intacto hasta la conquista de Crimea por los alemanes, cuando el cementerio fue arrasado por las tropas de von Manstein.

Muerte del general Cathcart, de ua autor anónimo.

Muerte del general Cathcart, de un autor anónimo.

 – General de Brigada Thomas Leigh Goldie (1807-1854), al mando de la 1ª Brigada de la 4ª División en Inkerman y coronel del 57º Regimiento de Infantería. Fue enterrado en Cathcart Hill.

– General de Brigada Sir Arthur Wellesley Torrens (1809-1855), al mando de la 2ª Brigada de la 4ª División, donde estaba encuadrado el 68º Regimiento. Encabezó un contraataque al flanco ruso, su caballo cayó, atrapándolo y recibió varias heridas de bala, que si bien no fueron mortales de necesidad, sí que le dejaron muy mal herido. Falleció en París, al cabo de unas semanas. Su abuelo materno era el gobernador de la isla de Santa Helena, donde Napoleón pasó sus últimos días, y el propio Torrens era ahijado del duque de Wellington, de quien lleva sus nombres de pilas.

– General de Brigada Thomas Fox Strangeways (1790-1854), estando en el Estado Mayor, una granada cayó al lado de su caballo, amputándole la pierna, muriendo poco después. Fue enterrado en Cathcart Hill. Se dice que como broma macabra, cuando murió llevaba puesto la Orden de Santa Ana, la condecoración que le concedió el Zar tras Waterloo, batalla en la que fue herido de tal gravedad, que se le desahució.

– Teniente Coronel Charles Francis Seymour (1819-1854), formaba parte del Estado Mayor de Cathcart, con quien cayó y se le enterró en Cathcart Hill. Pertenecía a los Scots Fusiliers Guards, uno de los mejores regimientos victorianos, y como en los casos anteriores, era procedente de una larga relación de antepasados militares.

– Teniente Coronel Herny Bentick (1796-1878), al mando del 28º Regimiento de Infantería. Recibió una grave herido en el brazo y hubo de regresar a la Gran Bretaña, donde continuaría su carrera militar hasta llegar al grado de general.

Por su parte, los generales franceses también pagaron con sangre su decisiva intervención en Inkerman:

– General de Brigada Frederic de Lourmel (1811-1854), falleció de un balazo, cuando tras la batalla persiguió con sus hombres a los rusos en retirada hacia Sebastopol. En las cercanías de la ciudad, recibió el fatal disparo.

– General François de Canrobert (1809-1895), en aquel entonces, nada más y nada menos que Comandante en Jefe del Ejército Francés en Crimea, en sustitución del mariscal Saint-Arnnaud, que acababa de fallecer por una pericarditis complicada por el cólera. Viendo la delicada situación de las tropas británicas, el arrojado Canrobert no se lo pensó dos veces y encabezó en persona una carga del Regimiento de los Zuavos. Fue herido de cierta gravedad al caérsele su caballo encima. No permaneció demasiado tiempo en el cargo, ya que sus relaciones con Lord Raglan eran pésimas y decidió regresar a Francia, unos meses después de esta batalla.

3 La Royal Caledonian School era una institución de carácter benéfico en la que los hijos de escoceses residentes en Londres, que habían causado baja (muerte, heridas de gravedad o enfermedades crónicas) luchando en el ejército británico, podían recibir una educación gratuita, enseñándoles un oficio en el que sobrevivir el día de mañana, además de clases de folclore escocés. El origen de esta feliz iniciativa se encuentra en 1815, cuando una serie de prohombres escoceses afincados en Londres fundan el Caledonian Asylum, para atender a los niños escoceses que habían quedado huérfanos durante las Guerras Napoleónicas. En 1852, la reina Victoria se convirtió en la patrona de la institución, que pasó a llamarse Royal Caledonian School. En aquella época, eran atendidos 70 chicos y 50 chicas. A lo largo de los años, esta institución ha ido modificando su sedes, pero no sus objetivos y hoy en día sigue trabajando para los mismos objetivos con los que se fundó, ampliándose además a la atención de niños escoceses que habitan en Londres que viven en o al borde de la pobreza.

4 “Cockney” es el nombre con el que los británicos conocen a los habitantes de Londres.

FUENTES:

http://www.pipetunes.ca/composers.asp?pg=Details&composerID=25

http://boards.ancestry.com/thread.aspx?mv=flat&m=667&p=surnames.mather

http://senderosdelahistoria.wordpress.com/2007/07/30/la-guerra-de-crimea-1854-1856/

http://www.lightinfantry.me.uk/dlicirmea.htm

http://www.nam.ac.uk/online-collection/detail.php?q=searchType%3Dsimple%26resultsDisplay%3Dlist%26simpleText%3D77th%2Beast%2Bmiddlesex%2Bregiment&pos=2&total=15&page=1&acc=1994-01-1-322-1

http://glosters.tripod.com/crimstaff.htm

VIDAL, Francisco de Paula: Historia Contemporánea del Imperio Otomano. Librería Edita Española. Barcelona, 1934.

GORDON, Lawrence: British Battles and Medals. Ed. Spink. 7º edición. Londres, 2008.

MERCER, Patrick: Inkerman, 1854. Editorial Osprey. Londres, 1998.

La Guerra de Crimea, 1ª parte

27 Lunes May 2013

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17º Lanceros, balaclava, crimea, Guerra de Crimea, imperio otomano, inkerman, napoleon III, reina victoria, rusia

sergeant-mcgregor

De entre las guerras decimonónicas míticas en el imaginario colectivo de la Gran Bretaña, ocupa un lugar destacado la Guerra de Crimea (1853-1856). En resumen, todo empezó cuando a mediados del siglo XIX, los rusos buscaron una salida al mar Mediterráneo, a costa de conquistar territorios de un Imperio Otomano de capa caída. La reacción de las potencias occidentales (Reino Unido, Francia y Reino de Cerdeña), temerosas de la expansión rusa, fue la de enviar tropas para defender los intereses otomanos (y los suyos propios, por supuesto), dando lugar a una guerra que duraría unos tres años y que se desarrollaría básicamente en la península de Crimea.

Tras la conquista rusa de los territorios otomanos de Moldavia y Valaquia, los aliados occidentales mandaron un  cuerpo expedicionario a la península de Gallípoli, que avanzó rápidamente por Bulgaria, obligando a los rusos a abandonar el sitio de la ciudad de Silistria. Con el objetivo de terminar la guerra lo antes posible, los aliados planearon la conquista de la península de Crimea. Con la victoria en la batalla de Alma (25 de septiembre de 1854), los aliados penetran en la península y ponen cerco a la ciudad de Sebastopol, a la que renuncian conquistar en primera instancia.

Carga de la Brigada Ligera, de Richard Caton Woodiville. En primera instancia vemos a jinetes del 11º de Húsares; al fondo, los 17º de Lanceros. Míticas unidades.

Carga de la Brigada Ligera, de Richard Caton Woodville. En primera instancia vemos a jinetes del 11º de Húsares; al fondo, los 17º de Lanceros. Míticas unidades.

Llega la hora del contraataque ruso, que se va a centrar en tratar de romper el cerco a la capital de la península, siendo el primero de ellos la célebre batalla de Balaclava (25 de octubre de 1854). En ella, se van a producir los dos hechos que van a convertir a Crimea en una guerra legendaria para los británicos, la primer de ellas, a causa de un error en la transmisión de unas órdenes, que llevó a la caballería a cargar contra los cañones rusos a través de un valle, lo que les convertía en un blanco, pero que los británicos, a pesar de saber lo suicida de la orden, cumplieron sin rechistar, dando lugar a la célebre “Carga de la Brigada Ligera” (varias veces llevada al cine). Aunque es menos conocido, lo cierto es que detrás de ellos cargó la caballería pesada… El otro momento culminante, y realmente decisivo en la victoria, se produjo cuando el 93º Regimiento de Highlanders, apoyado por soldados de la Royal Navy y del ejército otomanos, pie en tierra, aguantaron la carga de la caballería rusa. Ante el avance ruso, al parecer el comandante británico, Sir Colin Campbell le espetó a sus tropas: «No hay retirada desde aquí, soldados. Deben morir donde se encuentran». Los rusos, al comprobar como los Highlanders se mantenían impertérritos ante su avance, creyeron que se trataron de una trampa y se retiraron, dejando el campo a los británicos. La guinda a la hazaña la colocó el corresponsal de guerra del Times, William H. Russell, escribió que no vio nada entre la carga de caballería rusa y la base de operaciones británica en Balaclava salvo la «delgada raya roja culminada con una línea de acero» del 93º.

La Delgada Línea Roja, de Robert Gibb

La Delgada Línea Roja, de Robert Gibb

El siguiente intento de romper el asedio tuvo lugar en la decisiva batalla de Inkerman (5 de Noviembre de 1854), cuando unos 42.000 rusos, con una impresionante superioridad artillera, se enfrentaron a unos 16.000 franco-británicos. Conocida como “La batalla de los soldados”, las tácticas de los generales se tornaron inútiles, debido a unas pésimas condiciones climatológicas, especialmente a causa de una espesísima niebla que provocó que la batalla se dirimiera a golpe de bayoneta o de cargas de fusil a muy corta distancia. La batalla se saldó con miles de muertos y prisioneros, por parte de ambos ejércitos, pero los rusos volvieron a fracasar en su intento de salvar a Sebastopol.

Batalla de Inkerman, de David Rowlands.

Batalla de Inkerman, de David Rowlands.

El 8 de septiembre de 1855, tras más de un año de asedio, bombardeos y asaltos, Sebastopol cayó. Ante la imposibilidad de mantener su defensa, los rusos quemaron la ciudad y la abandonaron por el puerto. Tras la ocupación de de Kinburn y de Orchacov, a finales de 1855, la guerra se terminó. Unos meses más tarde, se firmaba el Tratado de Paz de París, por el que Rusia cedía diversos territorios, Francia y Reino Unido afianzaban su papel como potencias mundiales y el Imperio Otomano quedaba como un Imperio “Zombie”, que pasaría a depender de sus nuevos aliados para mantener, ni que fuera nominalmente, sus posesiones (como se verá unos años más tarde en Egipto).

A parte de las consecuencias políticas y geo-estratégicas, la guerra se saldó con las siguientes bajas (cifras siempre aproximadas y basándome en fuentes británicas:

–       Por parte de las tropas rusas (y aliados: búlgaros, serbios y griegos): 220.000 muertos, de los que 80.000 murieron en actos de combate, 40.000 a consecuencia de heridas y 100.000 a causa de enfermedades. Si tenemos en cuenta que movilizaron unos 720.000 hombres, vemos que el porcentaje de muertos es del 30,50%.

–       Del Imperio Otomano se desconocen las cifras exactas, pero se cree que movilizaron unos 300.000 hombres, de los que murieron entre 95.000 y 175.000 de éstos. Lo que arroja un porcentaje solo en muertos de entre el 30% y el 58%.

–       Ávido de una victoria que permitiera reverdecer los laureles imperiales de su tío (y crear una cortina de humo sobre la que disimular su mala gestión interior), Napoleón III ordenó desplazar a Francia unos 400.000 hombres, de los que se quedaron para siempre en Crimea un 25%. Unos 20.000 murieron en combate, otro tanto de heridas, pero 60.000 de enfermedades.

–       Los sardos movilizaron a 18.000 hombres de los que murieron unos 2.000 (11%).

–       Finalmente, el Imperio Británico movilizó a 250.000 hombres, de los que murieron 22.000, unos 4.000 en combate, 2.000 de heridas y 16.000 murieron de enfermedades.

Con ello, vemos que algunos países, como Rusia, Turquía o la propia Francia, sufrieron un número desproporcionado de muertos en esta guerra. Pero también vemos que más de la mitad de los finados de los países que detallan las causas de sus muertos (Rusia, Francia y Reino Unido), lo son por enfermedades. El caso más llamativo es el del Reino Unido, cuyos soldados murieron un 72% por causa de enfermedades, y un 28% a causa del plomo ruso. De entre las enfermedades, la principal fue una terrible epidemia de cólera, que diezmó a los ejércitos sin distinción de banderas.

Apuntemos que algo similar le sucedió a España en la Guerra de África (1859-1860), cuando aproximadamente el 70% de sus 7.777 muertos se debió al cólera, y no a causas bélicas.

Y no contamos con cifras de heridos o de bajas permanentes a causa del frío. Una deficiente planificación o fallos en la logística, dejó a todos los ejércitos con ropas totalmente inadecuadas para afrontar las adversas condiciones climatológicas, provocando innumerables bajas a causa de amputaciones o reumatismos. Pero eso lo veremos en el próximo post, cuando hablemos de Thomas James Mather y su muy sufrida medalla.

Por cierto, que nuestro insigne general Joan Prim fue testigo directo de la contienda, participando como asesor del ejército otomano.

FUENTES:

http://www.pipetunes.ca/composers.asp?pg=Details&composerID=25

http://senderosdelahistoria.wordpress.com/2007/07/30/la-guerra-de-crimea-1854-1856/

GORDON, Lawrence: British Battles and Medals. Ed. Spink. 7º edición. Londres, 2008.

Condecoraciones británicas: Quién fue Joseph King

15 Lunes Abr 2013

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Arabi Pasha, Cornwall, Egipto, General Charles Gordon, Jartum, Joseph King, Mahdi, reina victoria, Temperance Societies

Hoy presentamos la medalla de Egipto de Joseph King, soldado del 2º Batallón del Regimiento de Infantería Ligera Duque de Cornualles.

Anverso de la Egypt Medal. Con el pasador "The Nile 1885-86". La medalla de Joseph King.

Anverso de la Egypt Medal. Con el pasador “The Nile 1885-86”. La medalla de Joseph King.

Joseph King nació en la parroquia de San Jorge, en Londres el 5 de noviembre de 1854. El examen médico demostró que estaba bien de salud, que medía 1,75m., de complexión correcta, pelo castaño y ojos azules. Para la fase de instrucción fue enviado a la 32ª Regimiento de Infantería, el 5 de julio de 1878. El 4 de octubre de aquel año, fue trasferido al 46º Regimiento de Infantería, con el que sería destinado a las Bermudas hasta el 15 de febrero de 1880 (un año y 135 días). Y allí empezarían sus problemas, ya que pasó 20 días arrestado por haber estado borracho durante el servicio. De las Bermudas, pasa a Gibraltar, donde se estará hasta el 13 de julio de 1882, en el peñón volverá a hacer de las suyas y una vez más es arrestado por estar bebido durante el servicio, por lo que pasará 25 días a la sombra. Mediante la Reforma de Cadwell, el 7 de julio de 1881 se oficializa la unión del 46º Regimiento junto con el 32º Regimiento, lo que da lugar a la creación del nuevo Regimiento Duke of Cornwall Light Infantry (Regimiento de Infantería Ligera Duque de Cornualles), formando los ex del 46 el 2º Batallón de la nueva unidad.

Serán éstos quienes precisamente serán enviados a Egipto (tras una breve escala en Malta), para sofocar la revuelta de Arabi Pasha (v. post anterior), estando algo más de tres meses en la Tierra de los Faraones. Regresan a la Gran Bretaña entre octubre de 1882 y abril de 1883, pero son llamados de vuelta a Egipto para sofocar el levantamiento de los Mahdistas, pero poco después de llegar, King vuelve a meter la pata, ya que en esta ocasión es arrestado por estar borracho y dormirse en su puesto de guardia, por lo que va a estar en prisión unos cinco meses, entre octubre de 1883 y febrero de 1884. A finales de ese año, el general Wolseley organiza dos columnas para rescatar al general Gordon, sitiado en Jartum. Joseph King es enviado junto a su Batallón en la columna que remonta el Nilo bajo el mando directo de Wolseley. Tras el fracaso de la misión y el regreso a sus cuarteles, va a volver a ser arrestado por estar bebido en acto de servicio, por lo que se pasará 45 días encarcelado entre mayo y junio de 1885. El 4 de agosto de aquel año, regresa al Reino, pasando a ser reservista, hasta 18 de febrero de 1895, cuando es licenciado definitivamente.

Al final de su carrera militar, Joseph King había obtenido las medallas de la Campaña de Egipto y Sudán (con fecha de 1882), con el pasador de “The Nile 1884-85” y la del Khedive.

Reverso de la Egypt Medal de Joseph King.

Reverso de la Egypt Medal de Joseph King.

Un primer vistazo en la biografía de King nos muestra, sin lugar a dudas, que no fue un soldado precisamente ejemplar. Al parecer, desde el inicio de su carrera militar, tuvo serios problemas con el alcohol (una adicción a la que probablemente no se entregaba únicamente estando de servicio). Pero lejos de ser un caso aislado, King nos muestra ser uno de los miles de militares británicos que cayeron en el alcoholismo. La dura vida de la milicia y las pocas opciones de recreo alternativo, estaban entre sus causas. Así, los altos mandos del ejército británico, por un lado se preocuparon por orientar las actividades de recreos hacia hábitos menos perjudiciales para el propio ejército; mientras que por otro lado fomentaba la creación de Sociedades de Abstemios, que premiaban a los oficiales, suboficiales y tropa que se mantenían alejados del alcohol, con un curioso sistema de condecoraciones extraoficiales, normalmente de carácter regimental. Condecoraciones que podían ir desde haberse mantenido sobrio 6 meses, hasta 20 años, o por haber prestado servicios especiales a la asociación. La primera asociación de este tipo apareció en la India en el año 1862, y seis años más tarde se fundaba la primera de la Royal Navy. Ejemplos de estas medallas, se pueden ver en las siguientes webs:

http://www.stewartbooks.com/Temperance_Medal.htm

http://indiannumismatics.com/products.php?id=76

Además, hay que entender lo dura que era la vida del soldado, y que el alcohol podía ser para ellos la única válvula de escape. Los soldados británicos eran jóvenes que apenas habían sobrepasado los 20 años, que alternaban extenuantes campañas (que en el caso de la egipcia incluían marchas por el desierto a más de 45º y luchar contra temibles enemigos, cuando no hacer frente a multitud de enfermedades1), con periodos de gran ociosidad, en los que había muy poco que hacer, más que la instrucción básica. Sus oportunidades de ocio, además, se veían drásticamente reducidas por lo magro de su paga. A los soldados británicos se les conocía popularmente como los “soldier-shilling-a-day” (soldados de un chelín2 al día), una paga paupérrima a la que añadían diariamente (pesos aproximados): medio kilo de pan, medio kilo de carne,  28gr. de té, 70gr. de azúcar, 14gr. de sal y 250gr. de verduras3. El resto de su alimentación y mantenimiento debía de salir de su magra paga. Cabe decir que a diferencia del resto de ejércitos europeos, el británico no funcionaba por conscripción obligatoria, sino que los soldados que se alistaban lo hacían de una manera voluntaria, a principios del siglo XIX lo hacían por un periodo de 21 años; hacía 1880 se rebajó el periodo a 12 años, prorrogables. Así, hemos de tener en cuenta que los jóvenes que se unían al ejército era porque probablemente veían en él la única manera de no morir de inanición en las calles de Londres, Manchester o Glasgow. La inmensa mayoría eran jóvenes sin formación, que veían en el ejército una manera de ganarse la vida y aprender un oficio que les permitiera regresar a la vida civil con alguna posibilidad de ganarse la vida. Pero a base de privaciones y peligros durante muchos años.

Sargento del Regimiento de Cornualles con las condecoraciones de las campañas de Egipto y Sudán. ¿Sería este suboficial el responsable de arrestar al inefable King?

Sargento del Regimiento de Cornualles con las condecoraciones de las campañas de Egipto y Sudán. ¿Sería este suboficial el responsable de arrestar al inefable King?

En los libros y artículos de Historia Militar, parece que solo hay espacio para hablar de héroes, de sus grandes hazañas y de sacrificios que van más allá de lo razonable. Hombres, más o menos corrientes, que en un momento de sus vidas, alentados por sus ideales o empujados por las circunstancias, llevaron a cabo misiones que los llevaron en muchos casos a la muerte, pero en la mayoría de las ocasiones, también a la inmortalidad.

No está de más, que de vez en cuando, recordemos a los otros soldados. En los ejércitos no solo hay sitio para los héroes. La mayor parte de la milicia, está compuesta por una masa anónima, que nunca sale en los libros de Historia, pero que deja su trabajo, su familia, su mundo, para enfundarse un uniforme e irse a combatir lejos de su hogar. Un general británico comentaba que estos soldados eran como ladrillos, que solos no servían para nada, pero juntos hacían altas murallas. Anónimos ladrillos sobre los que se edifican los imperios.

NOTAS:

1 El cólera mató a más soldados británicos que los rusos, en la Guerra de Crimea, por ejemplo.

2 Un chelín es una veintena parte de una libra.

3 WILKINSON-LATHAM, R., 2005. p. 5. En el original, se habla de libras y unzas. La conversión la ha realizado el autor del post.

BIBLIOGRAFÍA:

  • GORDON, L.: British Battles and Medals. Ed. Naval and Military Press Ltd. 7º Edición. Londres, 2011. Versión revisada por John Hayward, Diana Birch y Richard Bishop.
  • WILKINSON-LATHAM, R.: The Sudan Campaign 1881-98. Osprey Publishing. Colección Men-At-Arms nº59. Londres, 2005.
  • http://www.northeastmedals.co.uk/british_regiment/duke_of_cornwalls_light_infantry.htm
  • http://www.soldiersofthequeen.com/page3eee-Sergeant1stDukeofCornwallsRifleVolunteerCorps.html
  • http://www.stewartbooks.com/Temperance_Medal.htm
  • http://indiannumismatics.com/products.php?id=76

Frederick W. Stoddard y las medallas de la Segunda Guerra Boer (3ª parte)

22 Viernes Jun 2012

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17º Lanceros, Guerra de Crimea, Guerras Boer, reina victoria, Reino Unido

THE DEATH AND GLORY BOYS:

 17ª Regimiento de Lanceros (Duke of Cambridge Own)

En 1759, convencido de la necesidad de incrementar sus efectivos de caballería ligera, Jorge II mandó crear cinco nuevos regimientos de dragones. Uno de ellos sería el 17º. Fue su primer coronel, John Hale, quien tuvo la idea de incluir su ya mítico lema: “Death or Glory”, tras su primera victoria en Québec (1763). Participó en varias batallas durantela Guerra de la Independencia de los Estados Unidos.

Fue una unidad muy viajera, como demuestra el hecho que en cuatro años estuvo presente en cuatro continentes diferentes: en 1806 en Inglaterra, Europa; en 1807 en Montevideo, América; en 1808 en Cabo de Buena Esperanza, África; y en 1809 en Surat, Asia.

Al finalizar las guerras napoleónicas, el ejército británico, al ver lo bien que se han desenvuelto en el campo de batalla los lanceros ulanos de Napoleón, decide transformar algunos de sus regimientos de Dragones en Lanceros. Éste será el caso del 17º.

Su siguiente campaña, fue nada menos que la Guerrade Crimea, y fue allí donde conseguirían fama mundial, al ser ellos la vanguardia de la celebérrima Brigada Ligera que cargó contra los cañones rusos en la batalla de Balaklava, donde sufrieron severísimas bajas y donde se ganaron a sangre el lema de su regimiento: Death or Glory Boys. También participaron en las batallas de Sebastopol, Alma e Inkerman.

Los Lanceros del 17º, a la vanguardia de la Carga de la Brigada Ligera.

Su siguiente destino fuela India, donde fueron trasladados tras el famoso motín de los cipayos. En 1879 pasaron a Sudáfrica, donde tuvieron un importante papel en la batalla de Ulundi, donde los zulúes fueron definitivamente derrotados.

Tras una breve estancia en el Reino Unido, al estallar la Segunda Guerra Bóer, son nuevamente trasladados a Sudáfrica. Hay un aspecto de la Segunda Guerra Bóer que no se suele tener en cuenta, y es que no se trata de una guerra como la que los británicos estaban acostumbrados a luchar. Aquí los enemigos no eran los zulúes, guerreros indomables, pero tan solo armados con lanzas y mazas; ni sudaneses o hindúes, que contaban con un armamento totalmente anticuado. Los bóer contaban con medios financieros suficientes para conseguir armas de la misma calidad que los británicos, conocían el territorio en profundidad y tampoco les faltaba valor1. Ello obligó al Imperio Británico a realizar un esfuerzo sin precedentes, llegando a movilizar hasta 400.000 soldados2 (y que según las fuentes varían entre los 50.000 a las 100.000 bajas3), especialmente tras la conocida como Black Week (10-17 de diciembre de 1899), cuando los británicos fueron derrotados sucesivamente en las batallas de Stormberg, Magersfontein y Colenso, dejando en el camino casi 3.000 bajas británicas4. Pero el poderío británico se impuso y, finalmente, en 1900 entraron en Johannesburgo. Pero, si bien los británicos se las prometían felices y daban la guerra por concluida, los bóer no se rindieron y, aprovechando su profundo conocimiento del terreno y el apoyo de gran parte de la población civil (especialmente en el Estado Libre de Orange), dando lugar a una guerra de guerrillas, con algunos golpes de mano extraordinariamente audaces. Pero la presión británica se impuso (así como unas medidas salvajes contra la población civil, como por ejemplo el establecimiento de campos de concentración5), y los bóer se rindieron en la primavera de 1902.

“All that was left of them”, de Woodville. Los Lanceros del 17º caen en Modderfontein en septiembre de 1901.

Pero si algo quedó claro en esta guerra fue que una caballería de lanceros había quedado obsoleta en la guerra moderna. Sus lanzas podían ser eficaces para atacar a zulúes en Ulundi, pero no para enfrentarse a un enemigo armado con rifles Martini-Henry.

En la Primera Guerra Mundial, dentro de sus honores de batalla, destacan Festubert (1914), Somme (1916,1918), Morval, Cambrai (1917, 1918), St Quentin, Avre, Hazebrouck, y Amiens. Tras finalizar la guerra, el 17º de Lanceros fue fusionado con el 21º de Lanceros (otra unidad de rancio abolengo). Terminaba allí su historia, dejando en el camino cinco Victoria Cross y un historial que muy poquitos regimientos pueden igualar a estos arrojados y valientes Death or Glory Boys.

Notas

1: la inconmensurable magnitud de la Primera Guerra Mundial ha eclipsado las que pueden ser consideradas, en cierto modo, como sus hermanas pequeñas: las guerras que enfrentaron a ejércitos occidentales durante la segunda mitad del siglo XIX, además dela Segunda Guerra Bóer, la terrorífica Guerra Franco-Prusiana (1870), cuyo recuerdo resultó de acicate para que las naciones europeas se lanzarán con más temeridad que inteligencia a aquel brutal choque de trenes que hubo entre 1914-1918 (no nos debe extrañar que muchos generales y altos mandos de los ejércitos galo y alemán fueron veteranos de la anterior contienda). La única guerra de aquel periodo que ha gozado de más divulgación ha sido la Guerra de Secesión de los Estados Unidos; que, en este caso, ha contado con la inestimable ayuda del cine estadounidense, que a su vez necesitaba ávidamente historias reales para llevar a la gran pantalla de un país muy joven y con tan poca historia. No sé si dentro de esta categoría se debería incluir la Guerra Hispano-Americana de 1898.

2: este es el motivo por el que las medallas dela Segunda Guerra Bóer: la Queen’s South Africa y la King’s South Africa estén entre las condecoraciones de campaña más económicas y sean, como ya venimos aconsejando, un buen inicio para todos aquellos que se quieran introducir en este terreno.

3: muchas bajas hay que contarlas no sólo por combates, sino también por un extenso catálogo de enfermedades.

4: es tras estas derrotas que el gobierno británico se da cuenta de la magnitud del problema y empieza a enviar tropas a gran escala, entre las que se encontrarán los 17º de Lanceros. Recordemos que F.W. Stoddard desembarca en Sudáfrica en marzo de 1900.

5: aquí encontramos otro paralelismo con la Guerra de Cuba y las represalias contra los civiles que llevó a cabo (con menos éxito, pero no menos crueldad) el general Weyler, probablemente los primeros de la historia.

Fuentes:

Peter Stoddard

Copia de la documentación relativa a F. Stoddard proveniente de los National Archives.

Webs recomendadas:

www.northeastmedals.com

www.anglo-boer.co.za

http://www.bbc.co.uk/history/british/victorians/boer_wars_01.shtml

www.haslar.co.uk/haslar16b.htm

Libros:

HAYWARD, John, BIRCH, Diana, BISHOP, Richard: British Battles and Medals. Ed Spink & Son Ltd. Londres, 2006, 8ª edición.

Frederick W. Stoddard y las medallas de la Segunda Guerra Boer (1ª parte)

18 Lunes Jun 2012

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Eduardo VIII, Guerras Boer, reina victoria, Reino Unido

Iniciamos una serie de tres post dedicados a un pasador de medallas que cuenta con la Queen’s South Africa y la King’s South Africa, entregadas, por su participación en la Segunda Guerra Boer (1899-1902), a Frederick W. Stoddard, soldado en el mítico Regimiento de Caballería 17º de Lanceros.

Queremos agradecer la inestimable ayuda que nos ha prestado Peter Stoddard para poder realizar esta serie de posts. Esperamos que sean de vuestro interés.

Pasador con la QSA y la KSA

QUEEN’S SOUTH AFRICA (QSA)

Se trata de la medalla otorgada a las tropas británicas y a sus aliados, que lucharon durante la Segunda Guerra Boer (1899-1902), o que participaron en actividades logísticas relacionadas con esta guerra.

Es una medalla de plata de 36 milímetrosde diámetro. En el anverso aparece el busto de una anciana reina Victoria (esta es la última medalla en la que apareció), junto con la leyenda: VICTORIA REGINA ET IMPERATRIX. En el reverso, a la izquierda se puede observar la línea de costa salpicada de buques de guerra, además de una formación de infantería avanzando ante la figura alegórica de Britannia ofreciéndoles una corona de laurel, encima de ella, la leyenda SOUTH AFRICA. Fue diseñada por el prestigioso medallista G.W. de Saulles1.

Reverso de las dos medallas

Tras la toma de Johannesburgo, las autoridades británicas asumieron que los Boer habían sido derrotados y empezó a expedir las medallas de la campaña, grabando los años 1899-1900. Pero los Boer no se rindieron, por lo que a todas aquellas medallas se les hubo de borrar la citada fecha, hecho que se consiguió solo parcialmente. A esta fecha se la conoce como “Ghost Date”. Éstas fueron las primeras en acuñarse y, actualmente, son relativamente difíciles de encontrar, lo que les confiere más valor que las que se acuñaron sin esta fecha, las más comunes.

Existen, sin embargo, 50 medallas en las que la fecha no fue borrada. Se trata de las que consiguió la unidad de Lord Strathcona’s Horse, compuesta por voluntarios canadienses, que fue la primera unidad en salir de Sudáfrica, y a quienes, posteriormente, se les envió los pasadores que les correspondían para que cada receptor se los fijara privadamente. Dichas medallas son especialmente apreciadas por lo coleccionistas, aunque son rarísimas.

Para la QSA, se crearon 26 pasadores: Cape Colony, Natal, Rhodesia, Relief of Mafeking, Defence of Mafeking, Defence of Kimberley, Talana, Elandslaagte, Defence of Ladysmith, Belmont, Modder River, Relief of Ladysmith, Tugela Heights, Relief of Kimberley, Paardeberg, Orange Free State, Driefontein, Wepener, Transvaal, Johannesburg, Laing’s Nek, Diamond Hill, Wittebergen, Belfast, South Africa 1901 y South Africa 1902.

La medalla que mostramos, cuenta con los siguientes pasadores:

  • Cape Colony: otorgada a la tropa que han estado en algún momento enla Colonia del Cabo entre el 11 de octubre de 1889 y el 31 de mayo de 1902, y que no han obtenido ningún pasador específico por acción en ese territorio, o el pasador de “Natal”.
  • Orange Free State: otorgada a la tropa que ha estado en algún momento entre el 28 de febrero de 1900 y el 31 de mayo de 1902 enla Colonia de Orange River, incluso aquellos que no han recibido ningún pasador por alguna acción de combate en aquel territorio.
  • Johannesburg: para las tropas que en el 29 de mayo de 1900, participaron en la batalla en la que se tomó la ciudad.
  • Diamond Hill: para las tropas que en los días 11 y/o 12 de junio de 1900 participaron el la batalla de Diamond Hill.
  • Belfast: para las tropas que en los días 26 y/o 27 de agosto de 1900, participaron en la batalla de Belfast.

    Pasadores de la QSA

En el borde, se muestra el nombre de 5154 F. STODDART, del 17ª Lanceros, del que hablaremos en profundidad en el siguiente post. En esta caso, como solía pasar en alguna ocasión, se cometió un error al gravar el apellido, ya que el correcto del soldado 5154 es el de Stoddard. 

La medallas británicas graban el número, nombre y unidad de su propietario

KING’S SOUTH AFRICA (KSA)

Es la segunda medalla otorgada durante la Segunda Guerra Boer. La podían obtener todos aquellos que habían estado presentes en el teatro de operaciones, en la totalidad del periodo que iba del 1 de enero de 1901 al 1 de junio de 1902. Quienes no habían participado durante todo el periodo, se les entregaba exclusivamente los pasadores, para que fueran fijados en la QSA. Esta medalla nunca se podría otorgar de manera independiente de la QSA.

Se trata de una medalla de plata de 36 milímetrosde diámetro. En el anverso aparece el busto del rey Eduardo VII, junto con la leyenda: EDWARDVS VII REX IMPERATOR. El reverso, es idéntica a la QSA, esta vez sin fecha en ninguna de sus versiones. Obviamente, también fue diseñada por G.W. de Saulles.

La medalla que presentamos está completa, al presentar sus dos pasadores:

  • South Africa 1901: para quienes habían estado entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 1901.
  • South Africa 1902: para quienes habían servido entre el 1 de enero y el 1 de junio de 1902.

    Los dos pasadores de la KSA

En el borde, se muestra el nombre de 5154 F. STODDART, del 17ª Lanceros, del que hablaremos en profundidad en el siguiente post.

Fuentes:

Peter Stoddard

Copia de la documentación relativa a F. Stoddard proveniente de los National Archives.

Webs recomendadas:

www.northeastmedals.com

www.anglo-boer.co.za

http://www.bbc.co.uk/history/british/victorians/boer_wars_01.shtml

www.haslar.co.uk/haslar16b.htm

Libros:

HAYWARD, John, BIRCH, Diana, BISHOP, Richard: British Battles and Medals. Ed Spink & Son Ltd. Londres, 2006, 8ª edición.

Notas

1: George William De Saulles (1862-1903), natural de Birmingham, donde su familia regentaba un negocio de cristales. De joven, entra a estudiar en la Birmingham School of Art, bajo la tutela de J. Taylor, quien le introduce en los círculos medallistas londinenses, donde irá a trabajar en 1884, consiguiendo ser contratado por la Royal Mint en 1892, en calidad de Jefe de Grabadores y, posteriormente, para diseñar las condecoraciones de la primera etapa del reinado de Eduardo VII. En 1884, se casó con Myra Hill, aunque el matrimonio no tuvo hijos. Falleció repentinamente en Chiswick en 1903. Entre 1884 y 1903 diseñó un total de 30 medallas, siendo las más destacadas: las de la coronación de Eduardo VII, QSA, KSA, Queen’s Mediterranean, Ashanti medal, y Transporte Service Medal. Sus medallas están firmadas con las iniciales DES, que se pueden observar en la parte inferior al busto del Rey.

La medalla de Santa Helena

08 Viernes Jun 2012

Posted by Joan in Condecoraciones europeas

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napoleón bonaparte, reina victoria

File:Medaille sainte helene 1857.jpg

En 1857, Napoleón III, tratando de reverdecer los laureles imperiales de su tío, crea la medalla de Santa Helena, para ser otorgada a los supervivientes del Grand Armée de Napoleón Bonaparte. En el anverso aparece el rostro de Bonaparte, mientras que en el reverso reza: “Campagnes de 1792 a 1815. A Ses Compagnons de Gloire sa Derniere Pensée. Ste. Helene 5 Mai 1821“. Fue diseñada por Albert-Désiré Barre y acuñada en bronce, tiene una longitud de 50mm. La cinta es de 37mm de ancho, siendo de colores rojo y verde.

Se otorgaron un total de 300.000 concesiones (aproximadamente), si bien se acuñaron unas 405.000 medallas, ya que algunos de los galardonados solicitaron más de una pieza.

Ya desde 1851, un año antes de ser proclamado Emperador, Napoleón III comenta la posibilidad de honrar, de algún modo, a los antiguos combatientes de su tío. Del mismo modo que la reina Victoria, había homenajeado a los combatientes británicos, irlandeses y hannoverianos con la célebre General Service Medal, de 1848.

Para todos aquellos interesados en conservar una medalla de un ex combatiente de las guerras napoleónicas, esta medalla es un inmejorable comienzo, ya que por el número de unidades que corren por el mercado, su precio es razonable, pudiéndose conseguir ejemplares a partir de 50 euros. Por su parte, las piezas británicas, de las que se concedieron entre 25.000 y 30.000, su precio ya no está al alcance de todos, ya que la GSM puede salir a partir de 1.500 € y la de los veteranos de Waterloo, algo por encima. Aunque en el caso de las británicas, hay que tener en cuenta que van grabadas con el nombre y unidad del militar a quien se otorgó, por lo que se puede reseguir el historial militar del mismo, a parte de contar de contar con hasta 22 pasadores de acciones.

Como curiosidad, el diseño de su cinta se copió para la acuñación de la Croix de Guerre gala de la Primera Guerra Mundial, con la que se quería unir, de algún modo, los antiguos combatientes napoleónicos con los de la Gran Guerra.

Para saber más:

http://www.stehelene.org/php/accueil.php?lang=es

http://inmf.org/lamarquemedsh.htm

http://www.northeastmedals.co.uk/foreignguide/french/st_helena_medal.htm

Notas biográficas:

Napoleón III (París, 1808- Londres, 1873). Sobrino de Napoleón, e hijo de Luis Bonaparte y Hortensia de Beauharnais. En 1848, gana las elecciones presidenciales de la II República, con la promesa de restituir la grandeur Imperial, algo que su apellido podría parecer garantizar. Tras un plebiscito, en 1852 proclama el Segundo Imperio y, por consiguiente, se convierte en Emperador. Su gobierno, primero de corte liberal, para derivar a posiciones más conservadoras, durará hasta la derrota en la batalla de Sedán (1870), durante la Guerra Franco-Prusiana. Tras la derrota, se exilia en Londres, donde morirá tres años más tarde.

Albert-Désiré Barre (París, 1818-1878), artista acuñador francés, autor de diversas medallas y monedas a nivel internacional, siendo el Grabador General de Monedas, desde 1855 hasta su muerte. Su símbolo era el de una ancla, tal y como se puede observar en la medalla bajo el busto del Emperador.

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