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1914, 1916, 1918, Cambó, Josep Clarà, Josep Joffre, Lliga Catalana, Primera Guerra Mundial, Somme, Tratado de Versalles, Unió Catalanista, Vallmitjana, Verdun
Durante la Primera Guerra Mundial, España optó por la ventajosa opción de la neutralidad. No estaba atada diplomáticamente a ninguna de las potencias en conflicto y la situación político-económica no recomendaba entrar en guerra. Pero que España fuera neutral no significa que los españoles fueran indiferentes al conflicto. Los hubo de germanófilos, normalmente de simpatizantes de partidos de derechas; mientras que los de izquierdas eran aliadófilos. Dentro de este segundo grupo, también estaban los catalanistas. Alrededor de coaliciones políticas, como Unió Catalanista y Esquerra Catalana1, se fundó en 1916 el Comité de Hermandad con los Voluntarios Catalanes (Comitè de Germanor amb els Voluntaris Catalans), cuya intención era la de reclutar a un contingente de diez mil voluntariós catalanes, para ser integrados en una Legión de Voluntarios Catalanes que funcionara como un ariete de sus reivindicaciones independentistas, internacionalizándolas, tal como hacían el Consejo Nacional de Bohemia o la Oficina de Prensa Polaca. Así, se creó un Consejo Nacional Catalán, a semejanza del checo, que tuviera como base el Centro Catalán de París. Con la victoria francesa en la batalla del Marne, en la que tuvo un papel destacadísimo el general del Rosellón Josep Joffre2, se pretendió activar el reclutamiento de voluntarios.
Sin embargo, el número de voluntarios reclutados fue mucho menor de lo esperado (a pesar de que se anunció lo contrario, anunciándose a bombo y platillo que diez mil catalanes habían ido a luchar a Francia). Además, que el ejército francés difícilmente hubiera aceptado reunir a todos los catalanes en un mismo Batallón. Así, en su calidad de extranjeros, fueron integrados en el Regimiento de Marcha de la Legión Extranjera.
En cuanto a su número real, existe cierta confusión en cuanto a las cifras, parece que las más fiables son las que ofrece David Martínez Fiol, quien cifra el número real de voluntarios en 954, aunque formaban parte de una amalgama de motivaciones, siendo solo una pequeña parte de ellos militantes independentistas. Por ejemplo, 138 hombres del total eran catalanes residentes en Francia3.
No existen cifras fiables en cuanto al número de bajas, pero parece ser que participaron en las siguientes batallas: Prunay, Arras, Cote 140, Verdún, Champagne 1916-17-18, Flandes, Somme, Lorraine, Soissons, Belloy-en-Santerre, Montagnes de Paris, Plateau de Laffaux, Dardanelles, Serbia y Bulgaria. Evidentemente, no todos ellos participaron en todas las batallas, ya que los voluntarios fueron distribuidos en tres Regimientos de Marcha de la Legión Extranjera diferentes.
Otro de los problemas que tuvo que hacer frente el Comité fue la falta de un líder carismático que ayudara popularizar la causa. Uno de ellos, podría haber sido Pere Ferrés-Costa (1888-1915), un famoso pedagogo y escritor, pero murió en el frente del Somme. El candidato perfecto hubiera sido Camil Campanyà i Mas (1892-1916), político y militar, fundador de la revista La Trinxera Catalana, pero que también encontró la muerte en el frente del Somme, concretamente en la población de la Picardía de Belloy-en-Santerre, cuando avanzó con su batallón a bayoneta calada sobre las tincheras alemanas.
El interés por los Voluntaris Catalans, cayó radicalmente a partir de 1917, cuando la Huelga General de ese año y la Revolución Rusa hicieron temer que los Voluntaris podrían convertirse en una suerte de revolucionarios. Cambó y la Lliga Catalana, que siempre se habían mantenido ambiguos ante ellos, se posicionaron en contra y, finalmente, Martí i Julià, su principal impulsor, falleció en Barcelona.
Durante la firma del Tratado de Versalles, en 1918, al parecer, tres miembros del Consejo Nacional Catalán llegaron a reunirse con el presidente de los Estados Unidos, W. Wilson, al que le pidieron ayuda militar para conseguir la independencia de Catalunya. Wilson se mostró favorable a sus reivindicaciones, pero puso como condición previa una insurrección popular catalana que no se produjo4.
Al finalizar la guerra, se encargó al escultor Juli Vallmitjana5 el diseño de una medalla que se entregaría a los Voluntaris, en reconomiento a su lucha en Francia. Con el tiempo, ésta se convertiría en una de las condecoraciones no oficiales6 de la Primera Guerra Mundial más buscadas entre los coleccionistas franceses.
Está fabricada en bronce y tiene un diámetro de 32mm. En el anverso, aparece un soldado con el casco “Adrian”, típico del ejército galo y la inscripción “SANS PEUR, SANS PITIE” (sin miedo, sin piedad). En el reverso, el escudo de Catalunya, con una hoja de laurel y una palma y la inscripción: “CATALUNYA ALS VOLUNTARIS CATALANS” y “1914-1918”. Se acuñaron tan solo 500 unidades, aunque no todas fueron repartidas.
Al ser una medalla escasa y difícil de encontrar, es normal encontrar falsificaciones en el mercado. Como los moldes originales (afortunadamente) se perdieron, las copias que se ven, son de “fundición”, es decir, que han tomado como molde a una medalla original. Así, las copias son relativamente fáciles de detectar ya que son de un tamaño ligeramente inferior a las originales (menos de 30mm) y el rostro del soldado aparece marcado por unos puntos, como si hubiera sufrido la viruela.
No deja de ser paradójico, y hasta típico de este país, que la única medalla española de la Gran Guerra sea precisamente la que acuñaron y recibieron unos catalanes que no querían ser españoles.
Asimismo, en 1918, se encargó al artista Josep Clarà una escultura para homenajear a los Voluntaris caídos en los campos de Francia. Finaliza la obra en 1923, pero la dictadura de Primo de Rivera prohíbe exhibirla, ya que temía que su inauguración se pudiera convertir en un acto de reivindicación catalanista. De hecho, la escultura no se inauguró hasta el 14 de julio de 1936 en el Parque de la Ciutadella, el mismo emplazamiento en el que se puede visitar hoy7.
Anexo:
El Sr. Prieto Barrio nos ha hecho notar que en una fecha tan tardía como el 14 de julio de 1938, en plena Guerra Civil, aún se entregó una medalla de los voluntarios catalanes al president de la Generalitat Lluis Companys. La Vanguardia del día siguiente (15/007/1938) lo refleja en la siguiente noticia:
«Entrega de la Medalla de los voluntarios catalanes de la Gran Guerra al señor Companys
Al mediodía, en el Palacio de la Generalidad se celebró el solemne acto de entregar la, medalla de los voluntarios catalanes en la Gran guerra al presidente don Luis Companys.
Esta medalla fue creada por la Mancomunidad de Cataluña en honor de los combatientes catalanes que se incorporaron voluntariamente al ejército francés en el año 1914 para luchar contra los alemanes. De esta medalla fueron entregados un ejemplar al general Joffre y al diputado por los Pirineos Orientales, Emmanuel Brousse.
La entrega fue hecha al presidente de la Generalidad por un grupo de ex combatientes que se personó en el despacho de la Presidencia, acompañado por el doctor Soler y Pía, secretario que fue del Comité «Gerrnanor» de ayuda a los voluntarios catalanes y del comisario de Propaganda Jaime Miravitlles. La citada Comisión de ex combatientes estaba presidida por el jefe Buenaventura Fabra.
Los visitantes fueron recibidos por el señor Companys, hallándose presente el consejero de Economía don Juan Comorera.
Previas las palabras de salutación, fue impuesta al señor Companys la medalla referida. El presidente, una vez hubo agradecido la visita y el ofrecimiento) dijo que al celebrar este día la fiesta nacional francesa que evoca la toma de la Bastilla y que nos hace recordar la consolidación de los Derechos del Hombre, y la verdadera instauración de la Democracia, se complacía el saludar a una representación de los soldados catalanes que en el año 19Í4 salieron en defensa de aquellos mismos Derechos y de la Democracia.
Estos mismos principios — añadió — van involucrados en la lucha que sostiene nuestro pueblo en la actualidad. Cataluña, que tantos esfuerzos y sacrificios pone en la misma, sigue igual dirección en defensa de los ideales de libertad.
Añadió que los voluntarios catalanes al ponerse al lado de Francia en la Gran guerra, sintieron la atracción de lo que Francia defendía y demostraron él espíritu que anima al pueblo catalán contra todos los regímenes de opresión y de absorción.
Finalmente manifestó que el acto que se estaba celebrando nos detiene un momento un sólo -momento, en la labor sostenida para preparar febrilmente nuestra campaña de invierno y nuestra victoria.
Todos los présenlos dedicaron nutridos aplausos a las palabras del señor Companys, el cual saludó uno a uno a los visitantes, dándose el acto por terminado».
Notas:
1 Unió Catalanista fue una coalición de partidos políticos y sindicatos catalanistas fundado en 1891, en el marco de la Reinaxença, el movimiento cultural que a finales del siglo XIX trabajó para la recuperación de la cultura catalana. En 1892, fue una de los impulsores de las Bases de Manresa, documento fundacional del catalanismo moderno. En 1903, la presidencia de la coalición recayó en Domènec Martí i Julià (1861-1917), un psiquiatra de presitigio internacional, que dio un giro izquierdista e independentista a la Unió, alejando a los sectores más moderados y que sería, a la postre, uno de los motivos que irían difuminando su importancia e influencia en la sociedad catalana, hasta su desaparición en 1936. En cuanto a Esquerra Catalanista, era el partido político dirigido por el prestigioso periodista e historiador Antoni Rovira i Virgili (1882-1949).
2 Josep Joffre i Plas (Ribesaltes, Rosellón, 1852 – París, 1931), militar francés, que llegaría a ostentar el grado de mariscal y que fue muy popular en Francia, al detener el avence alemán en la Primera Batalla del Marne. Tras participar en la Guerra Franco-Prusiana (1870), es destinado a las colonias. En 1911, regresa a Francia, con el cargo de Comandante en Jefe del ejército francés, nombramiento polémico, ya que no tenía experiencia en el manejo de grandes contingentes de tropas y de una muy criticada parsimonia. Al estallar la Primera Guerra Mundial, sus primeros planes de defensa son ampliamente superados, pero consigue deternerlos en Marne (1914), pero tras las sangrías de Verdún y Somme, Joffre cesa de su cargo a finales de 1916. Es nombrado mariscal (el primero que se nombró durante la III República) y se le envía en misión diplomática a Estados Unidos. En 1920, visita Barcelona, donde se le reta un multitudinario homenaje y preside los Juegos Florales de ese año. Al ser rosellonés, su cultura era eminentemente catalán, siendo ésta su lengua materna, junto con el francés. Por ello, fue el gran referente militar del Comitè de Germanor amb els Voluntaris Catalans.
3 Más difícil parece, si cabe, conocer el número exacto de voluntarios españoles que participaron en la Gran Guerra. Algunas fuentes hablan de hasta 12.000 soldados, pero esta cifra es a todas luces exagenrada y la cifra más coherente cifran el número de españoles en los campos de Francia en menos de 2.000. Sí que parece comprobado que el contignete catalán fue el más numeroso con diferencia, seguido por vascos y aragoneses. En su artículo sobre el tema, Mayer y Condado Madera cifran en 6 soldados la modesta aportación cántabra a la contienda.
4 Este desconocido episodio se detallará en un documental que TV3 está preparando sobre los Voluntaris, que se presentará al abrigo del centenario del inicio de la Gran Guerra.
5 El taller de los Vallmitjana és uno de los más importantes que ha existido en Catalunya. Lo fundó en 1860 Frederic Vallmitjana, con el nombre de “Platería y Metales Vallmitjana”, si bien el impulso definitivo llegó de la mano del hijo del fundador, Juli Vallmitjana i Colomines (Barcelona, 1873-1937), que además fue un reconocido escritor (novela y teatro), pintor y medallista; realizando gran parte de las medallas de la Unió Catalanista. Es muy destacada su producción literaria, alejada de las corrientes mayoritarias de la época, ya que estaba interesado en relfejar la vida de los bajos fondos de Barcelona, que llegó a conocer muy bien (llegando a ser cicerone de artistas como Picasso). Así, mientras Juli estaba más centrado en la parte artística del negocio, su esposa, Anna Maria Vallés i Ribó, era quien gestionaba el taller. Tuvieron tres hijos, Federica, David y Abel, siendo el segundo, el que heredó el negocio.Sus descendientes continúan en fabricando medallas, si bien se han especializado en las deportivas.
6 Se entiende por no-oficiales, aquelles condecoraciones que fueron encargadas, fabricadas y repartidas por organismos no oficiales, como asociaciones de veteranos, partidos políticos o sindicatos. El resto de medallas no oficiales francesas son las correspondientes a las batalles de Marne, Verdun, Saint-Mihiel, Somme y Chemin des Dames.
7 En el pasado, esta escultura se identificó con movimientos catalanistas, por lo que durante el franquismo fue objeto de numerosos agravios. Actualmente, dormita en el Parque entre la indiferencia y el olvido general.
Para saber más:
http://www.medailles1914-1918.fr/espagne-accueil.html
www.farac.org/php/spip.php?article269
http://www.fncv.com/biblio/temoignages/1914-1918/volontaires-catalans/index.html
http://margaritaxirgu.es/castellano/vivencia3/122vallm/122vallm.htm
http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/1938/07/15/pagina-4/33128194/pdf.html?search=Medalla de los voluntarios catalanes de la Gran Guerra
Artículo de « La Nació » : « Els Voluntaris Catalans a Sèrbia » (en catalán) :
http://ddd.uab.cat/pub/nacio/nacio_a1916m11d11n68.pdf
MAYER, Miriam; CONDADO MADERA, Emilio : «Españoles en la Gran Guerra: Los Voluntarios Cántabros».