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Colonialismo, Conchinchina, Filatelia, francia, Indochina, Kipling, Marie I, Orden de Isabel la Católica, Orden de María Isabel Luisa, Orden de Santa Margarita, Orden del Mérito Militar, Reino de Sedang, sedang, siglo xix, Vietnam
Cuando un relato tiene una parte de realidad y otra parte que se pierde en la nebulosa de la historia, estamos hablando de una leyenda. Y este es el caso de la medalla de la que vamos a hablar hoy: la Orden del Mérito del Reino de Sedang. Una historia que parece que sea un remake vietnamita del cuento El hombre que pudo reinar, de Kipling (1)
En las Tierras Altas Centrales de Vietnam, sita la provincia de Kon Tum, esta región fue el centro del efímero Reino de Sedang (1888-1890), del que apenas quedan testimonios. A finales del siglo XIX, en plena época colonial, las potencias europeas rebañaban los mapas del mundo a la búsqueda de territorios en los que comerciar o, simplemente, esquilmar. Desde mediados de aquel siglo, los franceses dominaban la mayor parte de Indochina. Pero si bien, oficialmente controlaban grandes porciones del territorio, en realidad la ocupación no solía pasar de las zonas costeras o de territorios que tuvieran una especial relevancia para la economía de la metrópolis (como las minas). Es por ello, que quedaban grandes partes del territorio inexploradas. Es por ello que, en consecuencia, aparecieron multitud de aventureros dispuestos a jugarse la vida a cambio de enriquecerse a mayor gloria de su madre Patria.
Es en este contexto que, en 1888, aparece nuestro protagonista: Charles-Marie David de Mayréna. Nació en Toulon, Francia, en 1842. Procedía de una familia judía de origen español establecida en Francia tras la expulsión de 1492. Su abuelo fue un bonapartista con importantes cargos públicos, mientras que su padre, militar, falleció joven. Siguiendo los pasos de su progenitor, Mayréna se enroló al ejército francés, luchando en la guerra franco-prusiana y, más adelante, en Indochina. Fue condecorado con la Legión de Honor por su valor en el campo de batalla. Pero unos años después, regresa a su país natal, estableciéndose en París como trabajador de banca. En 1869, contrae matrimonio Maria Ayron, con quien tiene dos hijos, Albert y Marie-Louise. Pero la rutinaria vida parisina no está hecha para Mayréna, así que el 1883 abandona a su familia (al parecer, hay un desfalco de dinero por en medio) y huye a Holanda y de allí salta a Java, en ese momento bajo dominación colonial holandesa. Pero una vez más, debe huir, por un caso de estafa, y regresa a Francia. Allí, ayuda a organizar una expedición al puerto de Aceh, en la costa este de la India. En 1885, se establece en Indochina, donde trabaja ocasionalmente como periodista, compra una plantación y se casa con una joven nativa, Le Thin Ben, a la que cambió el nombre por el de Ahnaia. Como no se puede divorciar de su esposa francesa, Mayréna, hombre de recursos, se convierte al Islam, para así poder practicar (algunos dirían, disfrutar de) la poligamia. Poco después, toma contacto con la Société des Missions Étrangères de Paris (Sociedad de las Misiones Extranjeras de París), una asociación misionera francesa que se dedica a evangelizar el mundo desde finales del siglo XVII. Por los misioneros, se entera que existe una región que se ha quedado en tierra de nadie, a medio camino del reino de Annam (recientemente colonizado por Francia) y del de Birmania (recientemente colonizada por la Gran Bretaña), siendo un territorio que podría ser muy rico en minerales y fácil de conquistar. Además, es una región que podría conectar la costa con el río Mekong, en una época en la que los ríos eran autopistas para el comercio y el caudaloso Mekong, era una autopista de ocho carriles. El territorio en cuestión es la región de Kon Tum, conocida como el país de los Mois (salvajes en vietnamita, por lo irreductibles de sus habitantes).
La fórmula gala del colonialismo se ha mostrado siempre exitosa. Y las autoridades deciden ponerla en práctica una vez más: los misioneros actúan como avanzadilla, llegan con estampitas, nuevas técnicas de cultivo y medicamentos, no consiguen muchas conversiones, pero sí suelen conseguir que los nativos vean a los hombres blancos con buenos ojos. El segundo paso, son los exploradores, su función es la de trazar mapas y descubrir que se puede sustraer de la zona. El último paso, es la Administración colonial, que llega con su ejército y sus funcionarios.
El Gobernador General de Indochina, Ernest Constans Klobukowski, y el vicario apostólico de Qui Nhon (perteneciente a la Diocésis de la Conchichina Oriental), Désiré-François-Xavier Van Camelbeke, saben que tienen a su hombre para explorar el territorio: Charles-Marie David de Mayréna.
En abril de 1888, Mayréna encabeza una expedición, llevándose como ayudante a su amigo Alphonse Mercurol, antiguo croupier, y al jesuita Jean-Baptiste Guerlach. Al cabo de unos días, llega al poblado de Bana, anteriormente reblandecido por los misioneros. Pero los baneses están enfurecidos: sus vecinos de Rangaos son más poderosos que ellos. Están en guerra y piden ayuda a Mayréna para derrotarlos. Los fusiles franceses hacen que el encuentro sea más una escaramuza que una batalla: la victoria es apabullante. La fama de Mayréna corre como la pólvora en la región. Éste se viene arriba y en junio de 1888 promueve una confederación de las 42 poblaciones locales, creando la Confederación Mois. Pero al escogerlo a él como a líder, en 1 de julio de 1888, Mayréna se auto-proclama Marie I rey de Sedang. Acto seguido, decreta su divorcio con la esposa parisina y proclama a Ahnaia como reina y a sus hijos Albert y Marie Louise, príncipes del reino. El pueblo de Kong Gung (hoy en día, Dak) es nombrado la capital, bautizándola como Pelei Agna (la Gran Ciudad). Dota a la confederación de una constitución y entre el torrente de leyes que decreta se encuentra el de la libertad religiosa (aunque la religión oficial es el catolicismo), diseña una bandera y crea tres condecoraciones:
– la Orden de Marie I, por servicios al Rey
– la Orden del Mérito de Sedang, por servicios al reino
– la Orden de Santa Margarita, al valor militar.
También diseña sellos, que se han convertido en valiosísimos tesoros filatélicos. Finalmente, envía a Mercurol, con credenciales diplomáticas, para que su reino sea reconocido por el Gobernador General de Indochina, cosa que aquél rechaza de plano (2). Al contrario, moviliza a nuevos misioneros para proclamar la República de Bana, vecina del Reino de Sedang. Entonces, Mayréna contacta con Mademoiselle Dalberg, sueca y a la sazón agente prusiana en el territorio. En principio, no muestra interés en ayudarlo, pero se une a su corte, junto con su hermano, un hombre de una pésima reputación. Sospecho, y es una opinión personal, que éstos tenían más de oportunistas que de agentes prusianos. Poco después Ahnaia fallece de malaria o tuberculosis, según las fuentes.
La situación en su reino se deteriora a marchas forzadas. Estalla una epidemia de viruela, los siempre belicosos djarais se rebelan y esta vez no los puede sofocar e importantes jefes tribales empiezan a conspirar contra el pendenciero Mercurol, convertido en un pequeño tirano, para cocinarlo, según la receta tradicional local.
A principios de 1889, Mayréna, Mercurol y los hermanos Dalberg se trasladan a Hong Kong para pedir la protección de las autoridades británicas, que les responden con indiferencia. También intentan conseguir un préstamo para poder vestir y armar a su ejército embrionario. Al fracasar, Mayréna y Mercurol deciden regresar a Europa. Pero no todo son malas noticias, en Hong Kong, Mayréna conoce a una joven francesa, Julie Lyeute, que la convertirá en su tercera esposa.
En París, Marie I se convierte en una pequeña celebridad. Se hospeda en el lujoso Grand Hotel, asiste a todo tipo de eventos y fiestas de la alta sociedad. Sus deliciosas anécdotas hacen las delicias de la alta sociedad. Incluso consigue un pequeño grupo de simpatizantes. Un bodeguero elaborará un champán con el nombre de Royal Sedang 1888 (3). El industrial M. Leon decide ayudarlo y Marie I le nombra duque y lo condecora. Y es aquí donde, Michael Autengruber, un importante historiador alemán experto en condecoraciones, afirma que Marie I se puso en contacto con un fabricante de medallas español, que viviría en París con la exigua corte de Isabel II (4). Siguiendo la hipótesis de Autengruber, continuo suponiendo que de Mayréna no tiene ni tiempo ni dinero para diseñar sus condecoraciones. En cambio, el fabricante español tiene un stock de las suyas, así que deben acordar cambiar los tapones centrales de los modelos españoles, naciendo, de este modo, las condecoraciones del reino de Sedang:
– la Orden del Mérito Militar, se convierte en la Orden de Marie I
– la Orden de Isabel la Católica, la Orden del Mérito de Sedang
– la Cruz de María Ysabel Luisa, en la Orden de Santa Margarita
Marie I entrega condecoraciones a sus acólitos, escasísimos, todo hay que decirlo. Tras semanas en París, con resultados casi nulos, su situación financiera empieza a ser delicada. Ninguna autoridad lo recibe, a pesar de sus reiteradas peticiones.
Al no encontrar el apoyo deseado y, tras una peripecia londinense, decide irse a Bélgica. Cuando llega a Bruselas, se entera que su reino ha sido definitivamente absorbido por el Reino de Annam, que está bajo protectorado francés.
En Bélgica, el éxito en la colonización del Congo, ha creado el caldo de cultivo adecuado para que aventureros como Mayréna tengan a quien les escuche. Monseiur Somsy accede a financiarle su aventura bélica, a cambio de derechos en minas. Somsy, además, recibe un título nobiliario de Sedang y una condecoración. Mayréna, de nuevo en racha, aprovecha para abandonar a su tercera esposa y casarse con la cuarta.
A finales de 1889, consigue cargar un barco de armas y poner proa a Sedang: se dispone a recuperar su reino por la fuerza de las armas. Pero Mayréna ha sido declarado enemigo de Francia y tiene la entrada bloqueada a todos los puertos de Indochina. Finalmente, cuando trata de entrar su cargamento por Singapur, las autoridades locales le requisan el barco por tráfico de armas. Antes de ser detenido, Mayréna consigue escabullirse y llegar, con un par de súbditos europeos a Siribua Pulau, una minúscula isla frente a la costa de Malasia. Pero no lo suficientemente pequeña como para no encontrar a la mujer que se convertirá en su quinta esposa. Mientras tanto, diversos diarios belgas anuncian que Mayréna, encabezando un ejército de mercenarios chinos ha recuperado su reino (5). Pero nada más lejos de la realidad, en mayo de 1890 la magra corte se traslada a la isla de Tioman, donde viven en la más absoluta de las pobrezas, hasta que el 11 de noviembre de 1890, Marie I fallece en extrañas circunstancias. Algunos de sus últimos acólitos afirmaron que murió por la mordedura de una serpiente; otros que fue asesinado a balazos; otros que se suicidó. Hasta hubo quien sospechó que no había fallecido, sino que se había escabullido al continente para reorganizar su ejército y recuperar su reino. En cualquier caso, Marie I no decretó quien sería su sucesor, ni quien se debería encargar de recuperar su efímero reino que, una vez terminó su historia, empezó con su leyenda.
Epílogo:
En 1995, en Montreal, el coronel retirado del ejército canadiense, Derwin J.K.W. Mak, fundó la Asamblea para la Restitución de la Nobleza de Sedang y se auto-proclamó Príncipe Regente y Duque de Sedang. Entre otras actividades, reparte títulos nobiliarios del antiguo reino (a precios razonables).
Un historiador francés y un genealogista belga localizaron a los descendientes de Mayréna en Tolouse. No quieren saber nada del asunto.
En 2007, el embalse hidroeléctrico de Plei Krong engulló gran parte del antiguo Reino de Sedang.
Notas:
(1) Esta obra se basaba en las aventuras de Josiah Harlan en Afganistán, que sigue un patrón muy similar al de nuestro personaje. En cualquier caso, hubo otros muchos aventureros occidentales que consiguieron ser amos de efímeros reinos o que murieron en el intento. Otros famosos casos son el de James Brooke el rajá blanco de Borneo; Orélie-Antoine de Tounens, fundador del Reino de Araucania y Patagonia; o Antoine-Amedee-Marie-Vicent-Amat Manca de Valombrosa (1858-1896), marqués de Morés, que tras varios intentos infructuosos, murió en manos de tuaregs. Por cierto, éste último se topó con Mayréna en Hong Kong y hasta llegaron a retarse a un duelo.
(2) Otras fuentes, afirman que Mercurol fue, en realidad, negociar la cesión del reino a cambio del monopolio de la extracción de minerales de las minas. En cualquier caso, Francia no iba a reconocer más soberanía que la suya. El resultado fue el mismo.
(3) Diario Le Figaro en su edición del 23 de diciembre de 1890.
(4) Recordemos, que tras la Gloriosa de 1868, Isabel II vivió en París hasta su muerte, por neumonía, en 1904. Vivía en el Palacio de Castilla, en la avenida Kléber, cedido por Napoleón III y su esposa, Maria Eugenia de Montijo, que siempre la trataron con honores de reina. Tras su muerte de este edificio, se convirtió en el Hotel Majestic y allí fue donde se fundó la UNESCO. Tras varias décadas de total abandono, en 2007, el gobierno galo lo vendió a una corporación privada.
(5) Diario Le Figaro en su edición del 28 de agosto de 1891.
Fuentes:
http://belleindochine.free.fr/Marie1erRoidesSedangs.htm
https://skandza.wordpress.com/2015/09/24/marie-i-rey-de-los-sedangs-el-ultimo-rey-frances/
http://www.historicvietnam.com/king-of-the-sedang/
https://royalcambodiaarmy.blogspot.com.es/2015/08/the-kingdom-of-sedang.html